Investigaciones desde Estados Unidos
El asunto ya no es solo mediático. Fuentes diplomáticas en Washington confirmaron que el gobierno estadounidense abrió una investigación sobre los hijos de López Obrador, Andy incluido, así como contra personajes clave de la 4T: Adán Augusto López, Clara Brugada, Rocío Nahle y miembros del gabinete de Claudia Sheinbaum.
El objetivo es determinar si poseen o manejan cuentas en paraísos fiscales y, sobre todo, si esos recursos provienen de actividades ilícitas. La primera etapa se concentra en Panamá, donde autoridades locales colaboran con la Unidad de Análisis Financiero para rastrear movimientos relacionados con lavado de dinero o financiamiento al terrorismo.
En el pasado reciente se filtraron presuntas cuentas offshore de funcionarios y aliados de Morena en Bahamas, Islas Vírgenes y Seychelles. Aunque negadas oficialmente, las pesquisas estadounidenses buscan esclarecer si, ante esas revelaciones, los involucrados movieron sus fondos hacia Panamá, considerada durante años un punto vulnerable del sistema financiero global.
México bajo la lupa internacional
Este episodio ocurre justo cuando México está bajo evaluación del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), tras las sanciones impuestas por el Departamento del Tesoro a tres instituciones mexicanas: Intercam, CIBanco y Vector Casa de Bolsa.
Para Washington, la prioridad es frenar los flujos financieros que sostienen a los cárteles mexicanos. Pero la línea de investigación ahora se extiende a las posibles redes de protección institucional que habrían permitido que esos recursos circularan dentro y fuera del país.
Una sombra sobre la narrativa de austeridad
Los lujos de Andy López Beltrán son más que un tema de imagen: representan una grieta en la narrativa de austeridad que su padre construyó durante décadas. Mientras millones de mexicanos enfrentan carencias en salud, educación y seguridad, el hijo del expresidente gasta cifras desorbitadas y evade explicar de dónde provienen.
Más que un asunto familiar, se trata de un golpe a la credibilidad de un régimen que prometió combatir la corrupción y vivir con lo justo. Hoy, la pregunta que lanzó López Obrador en tono de burla se convierte en exigencia pública: ¿quién pompó, Andy?