No es un tema de ficción. Es un fenómeno que sucede hasta en los países más desarrollados. Decenas de miles de muertos “votan” e incluso otorgan la posibilidad de que los favorecidos con esos sufragios ganen elecciones.
Sucedió en Estados Unidos en el año 2000, cuando el candidato Demócrata Al Gore perdió frente al Republicano George W. Bush. También en Francia, España, Nicaragua o el ejemplo más claro y reciente: Venezuela. Y no una, sino varias veces…
En 2012, las elecciones las ganó el fallecido expresidente, Hugo Chávez. Después en las presidenciales del 2013, donde se enfrentaron el actual presidente Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles, la Coalición de los Antichavistas reclamó que hubo alrededor de 300 mil votos emitidos bajo el nombre de personas muertas. La cifra significó el 1.5% del padrón electoral de la época.
Entonces, el Consejo Nacional Electoral venezolano proclamó la victoria de Maduro con una diferencia de sólo 230 mil votos.
Días antes, el diario El Nacional había advertido en un editorial que “según las proyecciones de fallecidos de esos años, en el padrón de votantes existían alrededor de 210 mil difuntos que aún estaban activos”.
Una investigación del periodista Eugenio G. Martínez, publicada por el diario El Universal de Caracas, reveló que en las elecciones parlamentarias del 2010, las presidenciales del 7 de octubre y los comicios regionales celebrados el 16 de diciembre del 2012 también “votaron 210 difuntos cívicos y democráticos”.
Otro informe de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela, detectó que en 14 de los 24 estados había hasta un 122% más de votantes registrados que habitantes.
Pero México no es la excepción. La fragilidad, manipulación y el uso inadecuado del Padrón electoral es algo que nos debe preocupar. En su momento nos enteramos que el listado con los datos personales de millones de mexicanos, estaba alojado en la nube de Amazon, en Estados Unidos.
Supimos también que en 2016 MORENA denunció que el PRI había afiliado personas muertas, desparecidas y presos para las votaciones en el Estado de México…
Algunos aspirantes a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México presentaron «firmas” de 23 mil 607 personas fallecidas y 6 mil 977 de condenados por sentencia judicial, quienes son ciudadanos en suspensión de derechos político-electorales.
Recientemente, el Instituto Nacional Electoral, descubrió que algunos aspirantes independientes intentaron también hacer «firmar» a los muertos para alcanzar registro.
Esta semana Reporte Índigo reveló que el INE inició un proceso sancionador para investigar a funcionarios internos por supuestamente vender el padrón electoral a dirigentes del Frente Popular Francisco Villa.
Pero, ¿Por qué hablar de esto?
Primero. porque estamos en un año electoral.
Segundo, porque de acuerdo con el informe de fiscalización de la cuenta pública 2016 entregado por la Auditoría Superior de la federación, la secretaría de desarrollo social pagó más de 64 millones de pesos a 16 mil 997 muertos inscritos como beneficiarios del programa de pensión de adultos mayores en 2016.
Adicionalmente, destinó más de 3 mil millones de pesos a 556 mil 548 beneficiarios «no localizados». Además, SEDESOL destinó casi 2 millones de pesos de los programas de empleo temporal y empleo temporal inmediato a 677 personas «con estatus de fallecidos».
Tercero, ¿Qué pasa si sumamos los 16,997 muertos, más los 556,548 no localizados y los 677 fallecidos? El resultado es 574 mil 222 posibles votos…
Aquí es donde habría que recordar que, en 2006 Felipe Calderón, candidato del PAN a la presidencia de la República ganó la elección con 15 millones 284 mil votos frente a los 14 millones 756 mil 350 de Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Coalición PRD-PT. Es decir, la diferencia entre uno y otro fue de sólo de 527 mil 650 sufragios.
Cuarto, no vaya siendo que en las próximas elecciones los muertos de SEDESOL decidan al ganador de la “ya sabes quién”…
Hablo de la Presidencia.