¿Cuánto tiempo empleas al día frente al monitor de tu computadora? ¿Cuánto tiempo mirando tu celular? Según reportes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 57.4 de la población de México es usuaria de internet. El 70.5% son menores a 35 años. A mayor nivel educativo es mayor el uso de internet. Ahora, con respecto al uso de teléfonos móviles, según el INEGI, 77.7 millones de personas en México tienen un celular y dos de cada tres usuarios tienen un teléfono inteligente. Estamos inmersos en la era de la información digital y en la inmediatez de los contenidos. Los usuarios prestamos atención a un solo estímulo de uno a tres minutos y cambiamos al siguiente.
Este fenómeno de comunicación total solo será mayor con el paso del tiempo, estaremos expuestos durante más horas al día a los sistemas de información fijos o portátiles hasta que lleguemos a la tecnología de inmersión total, la realidad virtual, que será lo más parecido a una humanidad dominada por la tecnología, una forma de “Matrix” de la conocida saga de las, ahora, hermanas Wachowski.
Lo que ahora nos ocupa es la consecuencia de esa sobre-exposición que es el síndrome computacional que consta de:
- Ojos secos
- Ojos irritados
- Visión borrosa
- Cansancio ocular
- Dolor de cabeza
- Dolor de cuello
- Dolor de espalda
Normalmente parpadeamos de 15 a 20 veces por minuto, cuando nuestros ojos están en reposo. Pero cuando prestamos atención y miramos algo, nuestra frecuencia de parpadeo disminuye a 5 a 10 veces por minuto. Ahora, si pasamos dos, cuatro o más horas con pantallas que emiten luz azul de alta energía, parpadeando menos, se facilita que las lágrimas se evaporen más rápido y que la superficie de los ojos esté más vulnerable al medio ambiente. Menos lágrima y mayor temperatura en el ojo hace que los capilares se dilaten y que los ojos se pongan rojos, que se cansen, que se irriten con facilidad. Además, tenemos posturas inapropiadas con el monitor hacia debajo de nuestra vista o la pantalla del teléfono, que hace que forcemos los músculos del cuello y de la espalda que puede ocasionar contracturas musculares y dolor.
El 90% de las personas simplemente se resigna a los síntomas y no hacen absolutamente nada por atenderlos. Esta epidemia digital nos afecta a todos. Más del 65% de los niños pasan más de dos horas al día con un teléfono o una tableta que los padres les proporcionamos, porque es muy práctico, que “nos dejen tranquilos” por un buen rato. Lo cierto es que además del cansancio ocular y los problemas de postura, estos niños tendrán mayor probabilidad de requerir lentes para miopía en la edad adulta. 9 de 10 adultos menores a 35 años usa tanto computadoras de escritorio como teléfonos inteligentes más de cuatro horas al día para el trabajo y ver noticias. Casi el 80% de las personas usa su teléfono inteligente en la cama antes de dormir y paradójicamente la luz azul puede retrasar e inhibir el sueño. Por lo que no es como contar ovejitas, en el mediano plazo, genera un círculo vicioso con más cansancio general y más irritación ocular.
Como comenté, es imposible que nos abstengamos de esta vorágine tecnológica. Pero podemos hacer algunas cosas.
- Parpadea constantemente
No te olvides de parpadear, contrarresta la tendencia natural a detener el parpadeo, haciéndolo conscientemente, esto permitirá que tus ojos se lubriquen mejor y que al final del día tus ojos no estén tan irritados.
- No permitas a tus hijos más de dos horas diarias de dispositivos
- No uses el celular antes de dormir
Es un hábito difícil de dejar, pero te aseguro que descansarás más y mejor.
- Disminuye a la mitad el brillo de las pantallas de tu PC y celular
- Usa una gota lubricante de uso comercial 2 o 3 veces al día
- Mantén tus dispositivos a la altura de tus ojos siempre
Esta simple acción eliminará los dolores de cabeza, cuello y espalda
Si a pesar de todas estas pequeñas modificaciones en tus hábitos sigues teniendo molestias del síndrome computacional, persisten los ojos irritados o dolor de cabeza, acude a que te hagan una revisión detallada de tus ojos con un optómetra o un oftalmólogo.