La suegra masoquista

Recientes

Explotación laboral de personas campesinas migrantes en invernaderos de Canadá

En Canadá hay invernaderos altamente tecnificados y productivos para cultivar frutas, verduras, flores y recientemente cannabis; pero no se sostienen sin las...

Hijo del ‘Profesor Jirafales’ revela toda la verdad sobre su muerte

Rubén Aguirre, el inolvidable ‘profesor Jirafales’ de El Chavo del 8, falleció el 17 de junio de 2016, a los 82 años, en Puerto Vallarta. Oficialmente, su pa...

Estados demócratas impugnan reforma electoral de Trump

La propuesta del presidente Donald Trump para reformar el sistema electoral en Estados Unidos enfrenta una fuerte oposición legal. Fiscales generales de 19 e...

Sener revisará metodología del precio del gas LP

Sener anunció que evaluará posibles modificaciones en la metodología para fijar el precio semanal del gas LP, con el objetivo de proteger tanto la operación....

ALERTA. ¡Otra vez el COVID! La nueva variante NB.1.8.1 ya está en 22 países

Cuando muchos ya pensaban que el COVID estaba más que controlado, llega una nueva variante a mover el tablero: NB.1.8.1. Fue detectada por primera vez en ene...

Compartir

Mi amiga Julieta tenía una suegra masoquista, y creo que no hay cosa peor, excepto el que tu propia madre lo sea. En una ocasión le hablaron por teléfono y le preguntaron que cómo estaba y ella en voz débil contestaba “bien, bien, aquí a oscuritas pero si no me muevo mucho no me pego contra los muebles y estoy mejor.”

“¡¿Qué?! ¿Por qué estás a oscuras?”

“Es que se fundió un fusible hace tres días y pues me dio pena molestarlos a ustedes para que me lo cambiaran…”

El trastorno de la personalidad masoquista implica una conducta continua, a lo largo de la vida adulta, de auto martirio y auto victimizarse.  Se ponen en situaciones lamentables donde los demás los pueden explotar y maltratar, pues sienten que deben ser sacrificados. Rehúyen el contacto con el placer en cualquiera de sus formas.

El papá de una paciente mía le dijo que iría a la boda de ella completamente solo, y ella enojada le espetó: “¡No! Ni de broma vas a ir solo a mi boda para ir repartiendo por ahí esquelas de lástima”.

También te puede interesar:  ¿El divorcio empobrece?

El masoquista disfruta enormemente que los demás vean cuánto sufre, cuan solo está, y va por la vida como alma en pena recitando sus dolencias y malestares: “Pues aquí m’ijita, ya sabes, como siempre con el dolor de la ciática, y ahora ya me salieron unos espolones en los pies, y pues de tantas medicinas tengo una diarrea terrible, pero como no me puedo mover no llego a tiempo al baño y …” Así dirá la suegra masoquista a quien se le asoma la raíz de canas blancas en la cabeza pues qué esperanzas de que pudiese pintar el pelo o comprar ropa nueva o buenos zapatos. Cómo gastar tanto dinero en cosas para ella. Imposible.

La verdad es que el masoquista ¡GOZA MORTIFICAR A LOS QUE LO RODEAN! Sí, mortificar. Esa es su parte sádica: con su masoquismo él o ella siempre se ponen de víctimas y ponen a los demás como victimarios, hacen que uno se sienta como el malo de la película, culpable, hasta que uno de verdad de enoja y lo trata como él o ella tanto lo han deseado inconscientemente: con la punta del pie.

También te puede interesar:  Cómo poner límites efectivos

Lo problemático es que cuando van a terapia logran que el terapeuta se sienta igual de impotente que los familiares pues el masoquista disfruta serlo, goza del sufrimiento, y por ello no desea curarse y “ser feliz”. Realmente el problema es para los familiares que sufren como espectadores del teatro masoquista, y a veces deben pagar las pérdidas económicas que implica un familiar enfermo, o uno que no exige la paga que merece por su trabajo.

 

Comentarios