Por: Paola López Yrigoyen
Hace poco me topé con una nota sobre el proyecto de negocio Millas para el retiro del actuario Jorge López. Independientemente del furor que causó en shark tank porque sólo pidió $5 al panel por el 20% de su empresa, la idea es brillante por lo sencilla: ahorrar o abonar a tu afore gastando, consumiendo.
Ciertamente, las afores son como una ilusión para las nuevas filas laborales “ninis”, según @frasalazar, porque ni casa ni afore; pero, si el consumo de un producto hoy te permite ahorrar para el retiro, dicho producto se torna atractivo. Por ejemplo ahora que ya hay cines, si tuviera que escoger entre Cinépolis y Cinemex, y Cinépolis me abona a mi afore y Cinemex no, estaría dispuesta a darle a Cinépolis mi dinero.
El futbol femenil mexicano es un producto de auto competencia; compite por un espacio y audiencia similar al del futbol varonil, pero los dividendos o gastos de ambos productos son para el mismo ente: los clubes. Por la diferencia histórica y sistémica de género es normal que el mercado del futbol femenil no sea tan grande como el del varonil, aunque eso no elimina la existencia de un mercado cautivo y creciente, capaz de florecer con más inversión.
De acuerdo Forbes, de continuar el ritmo de inversión y el manejo actual en la liga femenil, se puede esperar que esta sea financieramente sostenible hasta 2025-2030. Sin embargo, pensar en diferenciadores o ventajas competitivas en su consumo, como Millas para el retiro, podría acelerar el proceso al aumentar el flujo de dinero emanado de ventas, quitando la presión a los dueños de aportar más en capital. Si asistir a un juego (cuando la COVID-19 lo permita) o comprar productos de la femenil permite ahorrar para el retiro, se incentiva su consumo.
Además, si hay un esfuerzo mediático, se puede aprovechar el arrastre que genera el futbol semana a semana para dar a conocer qué son las afores, lo que tendría dos consecuencias positivas: promover implícitamente el trabajo formal y una mayor noción sobre a qué prestaciones se tiene derecho en un empleo formal, como una cuenta de ahorro para el retiro.
Usar al futbol para incentivar el ahorro, trabajo formal, y conciencia de derechos laborales, al tiempo que se aprovecha el andamiaje pensionario para hacer crecer el futbol femenil suena a un «ganar ganar». Creo que sería un partido interesante de ver.