Sentado en su imponente silla plegable, Ismael hace una seña a su asistente, quien de inmediato contesta con el mismo gesto afirmativo, toma un megáfono de latón y grita a todo pulmón:
-“¡Silencio!… ¡Cámara!…”
Todos en el jardín de aquella casona en Tlalpan, que ahora sirve como locación, guardan silencio con absoluto respeto.
Don Ismael mira al camarógrafo y éste le indica con un gesto que la cámara está filmando.
Entonces, esa leyenda del cine, con la que todos los actores y actrices de México sueñan con trabajar, grita con fuerza y con una voz profunda:
-“¡Acción!”
Los extras en la fiesta comienzan a platicar en voz baja, como se les marcó hace un momento. Al fondo, una orquesta de cámara toca una pieza suave. Hombres y mujeres con trajes y vestidos elegantes, pero con rasgos muy rancheros, simulan que frente a ellos no hay enormes paneles que los bañan con una potente luz y una cámara que registra cada movimiento que hacen.
De pronto, entran Jorge Negrete y Pedro Infante a cuadro. Los invitados palidecen del susto. Los músicos de la fiesta, que son extras, pero también son músicos de verdad, dejan de tocar. Hay expectación de todos porque conocen que entre los dos hay una gran rivalidad.
José Elías Moreno, con su enorme puro en la boca, abre tremendos ojos presintiendo que su casa terminará destruida en cuanto este par de rancheros comiencen a soltar golpes a diestra y siniestra.
Mientras Pedro y Jorge se acercan provocadores, entra a cuadro una hermosa jovencita que no aparenta sus 24 años de edad, sino un poco menos, como lo requería el papel. “La beba”, como le dicen en la historia, llega a tiempo y toma a Jorge de la espalda para obligarlo a bailar con ella.
Jorge no puede resistirse a los ojos de la hermosa criatura y una inminente pelea es detenida, mientras la orquesta vuelve a tocar y los extras acompañan a la pareja bailando también.
Entonces, don Ismael Rodríguez sonríe complacido y grita nuevamente con esa voz de director:
-“¡Corte! Se imprime”.
Se da un anuncio para que los actores esperen 15 minutos en los que se realiza un emplazamiento de cámaras para realizar tomas de distintos ángulos. Pedro corre hacia un grupo de jovencitas que lo tienen embobado. Mimí Derba y José Elías Moreno aprovechan para repasar sus siguientes líneas.
Y “La beba”, a diferencia de las demás actrices jóvenes que prefieren retocar su maquillaje o platicar de cosas triviales, se dirige a su silla en donde continúa con ese tejido que ha sido su entretenimiento durante los días que llevan de filmación.
Jorge Negrete se acerca a ella y le pregunta con cariño:
-“¿Otra vez mi arañita está tejiendo?”
A lo que ella le contesta:
-“Don Jorge, ya le dije que no soy su arañita. Me llamo Queta Lavat.”
Jorge ríe divertido y responde:
-“Ya lo sé, Quetita. Pero como te la pasas tejiendo, pues por eso te digo arañita. Estás muy joven para eso. Deja lo del tejido para mi mamá, mi abuela o mi tía, pero no para ti que eres una criatura.”
Queta sonríe, pues Jorge no se ha equivocado, apenas es una joven de 24 años, pero que ya lleva 43 películas filmadas. Dos tipos de cuidado sería entonces y hasta hoy, su película favorita, pero también una de las más vistas en la historia del cine mexicano, que pudo reunir a los dos grandes cantantes y actores del siglo de oro de esta industria.
En este periodismo de vida, te conté uno de los momentos más significativos que la gran Queta Lavat guarda en su memoria como un tesoro de los muchos que conserva como frutos de su gran trayectoria como actriz.
Esta increíble actriz mexicana de cine, radio, teatro y televisión nace el 23 de febrero de 1929 en la Ciudad de México. Hermana de los también actores Jorge y José Lavat, Queta y otros cuatro hermanos, viven en la Colonia Roma durante varios años, hasta que se mudan a la Colonia San Rafael.
En su niñez, toma clases de baile en la prestigiosa Academia Shirley, un gusto que después complementaría su carrera. Pero es hasta que una de sus compañeras de baile, llamada María Elena Marqués, la invita a participar con ella en una película, que la pequeña Queta entra a un medio que no abandonaría jamás, el de la actuación.
Y aunque la propia Queta afirma que en esa primera película su amiga María Elena tenía que jalarla para que se parara frente a la cámara porque le daba miedo, sin duda Queta se convierte rápidamente en una de las estrellas que más películas ha filmado, aproximadamente 160, además de 40 telenovelas, radionovelas y obras de teatro en que ha participado.
Pero María Elena Marqués no sólo es otra gran estrella del cine mexicano, es nada menos que la entrañable amiga que le presenta al hombre que le roba el corazón a Queta y que se convierte en su esposo después de 8 años de noviazgo, el cineasta Armando Carrillo.
Un matrimonio de 43 años y cuatro hijos es el testimonio de un gran amor que conjugó siempre con su trabajo como actriz.
A sus casi 89 años de edad, Queta Lavat no piensa en retirarse del medio artístico hasta que, como ella dice “Dios le conceda lucidez para trabajar”. La vemos en telenovelas, en comerciales, en teatro… Queta es una mujer que anda de arriba abajo siempre, imparable, con una salud envidiable y una alegría contagiosa.
Hoy, en este periodismo de vida, invito a todos los que me escuchan y han visto alguna de estas películas, telenovelas o alguna obra de teatro donde ha participado Queta Lavat, para que me escriban a las redes sociales de QTF y me digan si no es una delicia ver a esta tremenda actriz trabajando en lo que mejor sabe hacer: actuar.