Para muchos mexicanos el término Porfiriato es sinónimo de dictadura y represión, pero también es cierto que durante este periodo de la historia el desarrollo económico, marítimo y cultural del país tiene un desarrollo impresionante.
Porfirio Díaz gobierna México entre el 28 de noviembre de 1876 y el 25 de mayo de 1911. Años en los que también la industria y el comercio crecen de manera exponencial, sobre todo alrededor de 1890, cuando México tiene un impulso en la actividad económica que lo lanza al ámbito internacional.
Entonces, la agricultura se orienta a la exportación y producción de henequén, café, cacao, hule y chicle. Las condiciones para la llegada de capital extranjero se dan por facilidades y concesiones otorgadas a empresarios de Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania.
Los sueldos son bajos, pero esto a su vez evita la llegada de inmigrantes y se favorece el empleo de mano de obra nacional con alta rentabilidad. Al mismo tiempo, se lleva a cabo la construcción y expansión de la red de ferrocarriles concedida a las compañías extranjeras y al desarrollo de la minería de plata.
Con todo esto, se impulsa el sistema económico capitalista, motivo principal de que tantas empresas internacionales lleguen a México para beneficiarse de la mano de obra barata, y donde también existe una gran variedad de recursos naturales agrícolas, mineros y petrolíferos.
La consolidación de la industria eléctrica inicia con el primer sistema de alumbrado en San Luis Potosí, en el año 1877; en Sinaloa se construye la primera planta de energía; y en la Ciudad de México y Guadalajara también se instala el alumbrado público en 1883.
Estos acontecimientos dan pauta a la etapa de industrialización nacional, en donde el comercio se orienta fundamentalmente a satisfacer la demanda de productos mineros y agropecuarios en el mercado internacional. Además de vender al mundo metales como plata, oro, cobre y plomo.
También crece el comercio de fibras derivadas de henequén; materias primas como el caucho, pieles, maderas finas, maderas para construcción; y alimentos, como garbanzo, chile, café, frijol, vainilla y azúcar.
A principios de 1895 las inversiones son mayormente de capital privado extranjero y capital privado mexicano. Entre los rubros con mayor auge están la industria papelera, textil, de calzado, cigarrera, de loza, vidrio, los productos químicos, cementeras y siderurgia.
Con el inicio de la Revolución Mexicana y el fin del Porfiriato el país sufre un estancamiento en materia industrial, sobre todo porque la mayoría de las políticas públicas se orientan al campo y a la distribución de la tierra con fines agrarios.
Sin embargo, las compañías y empresarios privados no dejan de trabajar y de mantener la industria. Esto lleva eventualmente a la necesidad de organizar todos los sectores comerciales y en 1918 se organiza el Primer Congreso Nacional de Industriales, convocado por el Centro Industrial Mexicano de Puebla y auspiciado por la Secretaría de Industria y Comercio.
En este congreso el objetivo principal es analizar los diversos problemas que ocasiona la llamada “reconstrucción del país”, entre los cuales está la reglamentación del artículo 123 y la preocupación originada en los empresarios a raíz de esto. Recordemos que dicho artículo tiene como función la de regular las relaciones laborales entre los trabajadores y los patrones.
Diez meses después, como resultado del congreso, se constituye la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN), en la que se integran las distintas cámaras que están dispersas y no poseen una unión gremial que las impulse a mejorar sus condiciones.
La CONCAMIN nace con varios objetivos, como coordinar las actividades de los empresarios de la industria; representar ante el Estado los intereses generales de ésta; fomentar su desarrollo; ser órgano de consulta del Estado; ejercer el derecho de petición; y solicitar cuando proceda la expedición, modificación o derogación de leyes o disposiciones administrativas con objeto de fomentar y proteger el desarrollo de la industria nacional.
Otra de las cosas que hace la CONCAMIN es actuar como árbitro en los conflictos que surgen entre los afiliados y desempeñar la sindicatura en las quiebras de industriales inscritos en alguna de sus cámaras a solicitud de éstas. Es decir, el cargo de control y fiscalización en pos de lo que es más justo.
Constituida en 1918, la CONCAMIN en síntesis es el organismo cúpula de representación de los distintos sectores industriales, en las actividades económicas de alta trascendencia para el desarrollo de México. La integran 46 cámaras nacionales, 14 cámaras regionales, 3 cámaras genéricas y 46 asociaciones de los distintos sectores productivos existentes en el país.
Si, por ejemplo, llega a ocurrir un conflicto entre industriales, la CONCAMIN es precisamente esa fuerza política que promueve y defiende los intereses legítimos de las partes, dictaminando a favor de quien tenga la razón o no cometa una injusticia.
Por eso se le reconoce como un organismo de representación empresarial efectivo, avalado por su liderazgo y capacidad plena para desarrollar a través de sus comisiones de trabajo proyectos e iniciativas que contribuyen a lograr el desarrollo sostenido de la industria mexicana.
La CONCAMIN acata lo establecido por la Ley de Cámaras Empresariales y sus Confederaciones, como un órgano de consulta y colaboración del Estado, por eso mantiene una relación estrecha, armónica y propositiva con los tres niveles de gobierno y los poderes de la nación.
En un país como México, donde la industria mueve gran parte de la economía, a nivel nacional como internacional, contar con instituciones como ésta es imprescindible, no sólo para la lucha de los derechos empresariales y comerciales, sino para mantenernos al día de la situación de México.
La CONCAMIN es justamente el organismo que nos dice cuando hay una recesión, como informó apenas la semana pasada por el crecimiento de productos chinos en nuestro país que desplazan lo hecho en México y las políticas comerciales del presidente de Estados Unidos.
¿Cuántos de los que me escuchan esta mañana sabían de la existencia de la CONCAMIN o para qué sirve?
Hay varias dudas que hoy despejaremos en ¡QUÉ TAL, FERNANDA!, por lo que te pido que escribas a las redes sociales de QTF y preguntes lo que quieras o compartas tu opinión sobre qué necesita nuestra industria para fortalecerse, y para afrontar las consecuencias que puede traer la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.