
Investigadoras del Instituto de Biotecnología de la UNAM identificaron una bacteria marina con la capacidad de degradar poliuretano en apenas 15 días, un avance significativo frente a los cientos de años que este tipo de plástico tarda en descomponerse de manera natural.
El microorganismo, denominado Stutzerimonas frequens o GOM2, habita de forma natural a más de mil metros de profundidad en el Golfo de México y forma parte de una colección de más de 300 cepas recolectadas por el Laboratorio de Biotecnología Marina de la UNAM durante campañas oceanográficas realizadas desde 2015.
Las científicas Liliana Pardo López y Nallely Magaña Montiel explicaron que el interés principal del estudio fue encontrar una bacteria capaz de degradar plásticos sin generar grandes cantidades de sustancias tóxicas, uno de los principales problemas asociados a los procesos actuales de degradación.
De acuerdo con datos citados por las investigadoras, desde la invención de los plásticos se han generado más de ocho mil millones de toneladas de residuos a nivel global. De ese total, solo alrededor del nueve por ciento se recicla, mientras que la mayoría se acumula en suelos, océanos y cuerpos de agua, afectando ecosistemas y cadenas alimentarias.
El poliuretano, uno de los plásticos más producidos en el mundo, representa un reto particular. Cada año se fabrican cerca de 18 millones de toneladas y apenas una tercera parte se recicla. El resto termina como residuo ambiental, incluso en regiones remotas como glaciares, océanos profundos y fuentes de agua dulce.
Durante el proceso de selección, las investigadoras observaron que cerca del 80 por ciento de las bacterias analizadas podía degradar al menos un tipo de plástico, y un 20 por ciento era capaz de consumir hasta tres tipos distintos. Entre ellas, Stutzerimonas frequens destacó por su eficiencia y menor generación de subproductos tóxicos.
Los resultados, publicados en una revista científica especializada en contaminación marina, muestran que esta bacteria puede degradar hasta el 30 por ciento del poliuretano en un periodo de 15 días. Además, pruebas con embriones de pez cebra revelaron una reducción del 80 por ciento en la mortalidad asociada a los residuos del proceso, lo que sugiere un impacto ambiental significativamente menor.
Las científicas subrayaron que el siguiente reto es identificar otras bacterias que puedan complementar el proceso y degradar los compuestos restantes, con la visión de desarrollar en el futuro soluciones biotecnológicas que permitan tratar los residuos plásticos de forma más eficiente y segura.
El estudio también avanza hacia el análisis de los genes que se activan durante la degradación del plástico, con el objetivo de comprender mejor el mecanismo biológico y explorar aplicaciones de ingeniería metabólica que contribuyan a enfrentar uno de los problemas ambientales más graves de nuestro tiempo.




