Me dicen que ha mandado o permitido colocar un muro. Un muro que aísla su lugar de residencia y la sede del poder ejecutivo; un muro que divide su autoridad de su responsabilidad; un muro que se erige como un monumento a su indolencia, a la negación flagrante de una realidad dolorosa y lascerante.
Un muro que agravia y victimiza a quienes hoy, desde su fuero interno, sufren rabia y reclaman justicia; esas miles de mujeres violentadas que cada día son prueba de que el estado de derecho es inexistente en su país; esas mujeres que hoy son ignoradas y reprimidas con el metal de un muro.
El presidente que llegó por la mayoría de votos, el más votado en la historia. El que aún impondrá su poder autoritario por casi cuatro años. Después terminará defenestrado.
Este mensaje no es para mis congéneres, es para los hombres. Es un grito de reclamo a que hagan conciencia y se sumen al grito desesperado de las mujeres, de esas que el presidente se niega a escuchar. Por cada hombre que ignore nuestra situación existe un hombre como Andrés; cada hombre que sea indiferente justifica la actitud indolente del presidente.