viernes, octubre 31, 2025

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Sin anestesia, sin respuestas: crisis en el Hospital Infantil de México “Federico Gómez”

La crisis en el sistema de salud mexicano alcanzó uno de sus puntos más dolorosos. Cientos de niñas y niños en el Hospital Infantil de México “Federico Gómez” esperan cirugías urgentes de corazón, trasplantes de hígado y otros procedimientos críticos que hoy no pueden realizarse por falta de anestesia y materiales básicos.

La denuncia fue hecha pública por médicos del propio hospital, quienes, en un acto de enorme valentía y desesperación, firmaron una carta dirigida directamente a la presidenta Claudia Sheinbaum, en la que exponen las condiciones insostenibles que enfrenta una de las instituciones más emblemáticas y especializadas del país.

En la misiva, los médicos detallan que las operaciones se suspenden por falta de anestesia, insumos y personal suficiente, lo que pone en riesgo la vida de los pacientes más vulnerables: niños con enfermedades graves que dependen de este hospital, único en su tipo en todo México.

“No hay otro lugar donde puedan realizarse estas cirugías. Somos la última línea de defensa”, señala el documento firmado por el personal médico.

La respuesta del gobierno, sin embargo, ha sido el silencio. Ni la Secretaría de Salud ni la Presidencia han ofrecido soluciones concretas o explicaciones claras sobre las causas del desabasto. En su lugar, se han limitado a declaraciones vagas sobre “procesos de distribución” y “ajustes administrativos”, mientras los médicos hacen lo imposible con lo poco que tienen.

El Hospital Infantil “Federico Gómez” es una institución de referencia nacional e internacional en atención pediátrica de alta especialidad. Su crisis actual refleja la descomposición del sistema de salud pública, marcada por recortes presupuestales, decisiones administrativas fallidas y el fracaso de programas como el INSABI, que prometieron garantizar el acceso universal a la salud.

Familias que han esperado meses por una cirugía ahora enfrentan la angustia de ver cómo la vida de sus hijos depende de un sistema que se derrumba. Mientras tanto, el gobierno mantiene su discurso de que “ya no hay desabasto” y presume un sistema “más eficiente”.

La situación del Hospital Infantil es un espejo del abandono institucional: médicos exhaustos, padres desesperados y un Estado que responde con indiferencia.

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