Una de las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador que más ruido hizo durante la campaña electoral fue la de que iba a poner a la venta el avión presidencial de México.
La compra de la aeronave, un Boeing Dreamliner 787-8, fue anunciada durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).
El avión, que costó poco más de 218 millones de dólares y lleva el nombre del héroe de la Independencia José María Morelos, fue utilizada por el gobierno de Enrique Peña Nieto por cerca de dos años.
El último viaje que hizo fue a la cumbre del G20 en Buenos Aires, donde Peña Nieto firmó el nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá.
Jorge Mendoza, director de Banobras, un banco de desarrollo del gobierno que fungió como comprador de la aeronave, agregó que en todo momento se garantizarán «las mejores condiciones» en el proceso de venta del avión «y el uso eficiente de los recursos».
AMLO, quien asumió el poder formalmente el sábado pasado, afirmó que no utilizaría el avión presidencial, que aseguró «no lo tiene ni Barack Obama» y que en su lugar viajaría en vuelos comerciales, como hizo en campaña.
Por su parte, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, declaró que muy pronto van a ponerse a la venta 60 aviones y 70 helicópteros que pertenecen al gobierno federal.