Con toda inocencia, padres de familia acudieron a un casting infantil al que fueron llamados sus hijos.
Los pequeños serían grabados usando disfraces de animales.
Lo que los padres ignoraban, es que se trataba de una campaña para evidenciar el trato hacia los animales que aparecen en comerciales y programas de televisión para poner en perspectiva que pasaría si hicieran lo mismo a unos niños.
Al escuchar la tortura a la que serían sometidos sus pequeños, los padres enloquecieron.
Con información de upsocl.com