Daniel Habif, el mexicano que hizo llorar a la multitud en el Venezuela Aid Live (VIDEO)

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El conferencista mexicano Daniel Habif dio un emotivo discurso en el concierto en pro a la entrada de la ayuda humanitaria Venezuela Aid Live.

En sus palabras, el mexicano se refirió al país latinoamericano como uno lleno de «valientes» que han luchado fuerte en contra de la situación. «Aquí estamos y vamos bien», afirmó Habif al mencionar a cada uno de los venezolanos llamándoles «imparables».

Lea aquí un fragmento del discurso del conferencista:

Hoy traje un mensaje para todos ustedes si están dispuestos a escucharlo, muchachos. Necesito que presten atención, por favor, a eso venimos.

No existe mejor frase que la que inicia con un gracias. Gracias Venezuela, gracias por aguantar. Gracias por soportar el peso del dolor. Gracias por soportar la indiferencia de tantos. Gracias por no darte por vencido y curtirte por el terror. Gracias por no darte por vencido. Gracias porque hay que ser muy valiente para sonreír cuando estamos quebrados por dentro. Gracias por darme un motivo más profundo que nuestras conveniencias a todos los que nos hemos subido en este escenario.

Gracias por esperarnos. Este mexicano les ama y les soñaba hace mucho y hoy que estamos cara a cara, es primera vez que la realidad le ganó un sueño y ustedes son más bellos en persona. ¡Qué glorioso se mira el pueblo Bravo! Y aquí estamos bien, qué digo bien, ¡vamos muy bien! Vamos con cicatrices y llantos, pero feroces luchadores. Gochos, llaneros, maracuchos, orientales, caraqueños imparables. Insisto nada es pequeño cuando se habla de esta patria, porque estamos hablando de gigantes estamos hablando de Venezuela, carajo.

¿Cuántos soñadores hay allá atrás? ¿Cuántos soñadores hay aquí? Querido soñador, tu trabajo es hacer de la realidad un plano más profundo. Es decirle al mundo moderno y a la realidad distorsionada que con él y sus sueños no se juega. El trabajo de un soñador es imaginar cómo acabar con el dolor ajeno, cómo abrir fronteras, cómo rellenar todos los estómagos vacíos, cómo sanar los corazones rotos, los espíritus abatidos, cómo dar techo y vestido a todos, cómo romper romper con los muros y construir puentes.

Y usted Nicolás se pudrió antes de madurar. Sepa esto: que el líder más poderoso del mundo no es aquel que tiene un ejército a su mando, o una fortuna a sus pies, o un centenar de sirvientes, o un millar de mujeres, o una bomba nuclear al pulso de dedo pulgar, o un dictador que domina las masas y las mentes con miedo y terror.

De hecho, esos hombres suelen ser niños escondidos, mimados y atemorizados que usan el peso del poder como su amuleto de dignidad. El líder más poderoso del mundo es aquél que no le entrega el poder a nadie ni de hacerle daño y le entrega el poder a Dios para hacer con él lo que quiera. El líder más poderoso del mundo es aquel que ama más a otros más que a sí mismo. Aquel que conquista sin dejar un rastro de sangre ni alzar un ejército, que abre fronteras, que trafica con el bien.

Señor Nicolás recuerde bien este día porque serán sus propios aliados los que le morderán los tobillos. Cada día podrá dormir menos y las pesadillas cada día será más reales. El pájaro que le hablará, en esta ocasión, será un buitre dándole la cita de su partida.

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