Negociadores de Estados Unidos, México y Canadá se sentarán desde hoy en la mesa para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La puja pone en juego, una de las relaciones comerciales más sólidas del mundo en una de las regiones más competitivas, con cadenas de valor transfronterizas y múltiples interconexiones entre las tres economías: mercado de 450 millones de consumidores e intercambios valorados en 1,2 billones de dólares.
1. ¿Qué se negocia?
Actualizar un tratado con 23 años de vigencia. El pacto fijó una zona de libre comercio de bienes y servicios entre los tres países norteamericanos sin ningún tipo de aranceles o tarifas. Las fronteras norte y sur de EE UU se cuentan hoy entre las más porosas del planeta: tan solo en la parte sur, transitan cada día un millón de personas y casi 500.000 vehículos.
2. ¿Por qué se negocia?
La llegada de Donald Trump hizo de su actualización uno de los ejes de su mandato en el plano económico: quiere que vuelvan a su país miles de fábricas y empleos deslocalizados en México por el menor coste de la mano de obra.
3. ¿Qué está en juego?
Una de las relaciones comerciales más maduras del mundo. Canadá y México son el segundo y tercer socio comercial de EE UU, únicamente por detrás de China. Para Canadá, por su parte, EE UU y México son, respectivamente, su primer y tercer socio. México, por su parte, tiene en sus dos compañeros de viaje en el TLCAN a sus dos primeros socios comerciales por volumen de intercambios. Dada la baja diversificación, nuestro país latinoamericano es el más débil: más del 86 por ciento de las exportaciones no petroleras dependen directamente de Washington y Ottawa. Solo el 4,5 por ciento de las exportaciones mexicanas van a los 28 países de la Unión Europea; el 1,2 por ciento acaban en China y el 0,7 por ciento en Brasil, la primera potencia de América Latina.
4. ¿Cómo será el proceso?
La primera ronda consistirá en cinco días de reuniones que marcarán el devenir del diálogo trilateral, en tanto que definirán los temas sobre los que girará el diálogo futuro y fijarán las posturas de cada país. Las rondas de negociación tendrán una cadencia de entre tres y cuatro semanas, y serán rotatorias: la primera se celebrará en Estados Unidos, México a mediados en septiembre y Canadá albergará la tercera en octubre. En total serán “siete u ocho rondas”, según dijo el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo.
5. ¿Qué temas se tratarán?
El déficit comercial, las reglas de origen y los asuntos laborales parecen que serán los tres primeros temas de la negociación. La nueva administración estadounidense busca disminuir el déficit comercial con México y Canadá. Esa “obsesión con el déficit”, subrayan fuentes cercanas a la negociación, “será uno de los puntos más complejos; intentaremos convencerle de que no es tan malo como dice para EE UU”.
Del lado mexicano y canadiense, las prioridades temáticas son el refuerzo de las reglas de origen, que fijan el porcentaje de insumos regionales que debe emplearse en cada sector, siempre y cuando no conlleve una pérdida de competitividad frente al resto del mundo, y la adaptación del texto a los nuevos tiempos. En este sentido, asuntos como el comercio electrónico y la propiedad intelectual ocuparán un papel central en las conversaciones.
6. ¿Es posible llegar a un acuerdo antes de finales de enero de 2018?
El Gobierno mexicano quiere dejar cerrado un acuerdo antes de que se lance definitivamente la campaña electoral para las elecciones federales de julio del año que viene. México aspira al menos a dejarlo todo cerrado para que la Cámara Alta, pueda aprobar el texto en el tramo final de 2018 o en las primeras semanas de 2019. La ausencia de victorias políticas en los casi siete meses de Administración Trump invitan a pensar que la renegociación del TLCAN será percibida como una oportunidad para poder vender un logro a su propio electorado. A eso hay que sumar su propio calendario electoral, con unas elecciones en las que se renovará la Cámara de Representantes y parte del Senado. Y en las que se elegirán más de una treintena de gobernadores, entre ellos los de Texas, Nuevo México o Kansas, que tienen en México a su primer socio comercial. Canadá es el país que menos prisa debería tener en el proceso.
7. ¿Quiénes son los negociadores?
Por el lado estadounidense, el máximo responsable de la negociación será Robert Lighthizer, mientras que los jefes negociadores de México serán Keneth Smith, hasta ahora representante económico en la Embajada mexicana en Washington, y Salvador Behar, director general para América del Norte de la Secretaría de Economía. Un importante rol desempeñará el sector privado. El jefe de los empresarios, Juan Pablo Castañón, viajará a Washington para acompañar a Smith y a Behar.
8. ¿Existe un riesgo real de que se rompa el TLCAN?
Sí, en enero, justo después de la toma de posesión de Trump, varios analistas llegaron a situar la posibilidad de ruptura por encima del 50 por ciento. En vísperas del inicio del proceso de renegociación formal, las principales casas de análisis otorgan una probabilidad de fracaso inferior al 20 por ciento. En paralelo, los datos macroeconómicos y la confianza en la economía mexicana ha mejorado, dentro del mediocre crecimiento del PIB per cápita desde 1994, uno de los seis más bajos de América Latina.
9. ¿Qué repercusiones tendría su ruptura?
Las transacciones comerciales entre los tres países norteamericanos pasarían a regirse por la normativa de la Organización Mundial de Comercio. Esto supondría que los productos estadounidenses entrarían a México con un arancel medio del 3,5 por ciento. Algo asumible para México pero el mayor problema sería el mensaje de inseguridad jurídica que enviaría a los inversores.
10. ¿Qué sectores se juegan más?
El TLCAN cambió estructuralmente la economía mexicana: desde 1994, la balanza comercial con Washington se ha dado la vuelta, pasando de deficitaria a exhibir un creciente superávit y las exportaciones se han multiplicado por ocho, aunque las ganancias del comercio no han sido, ni mucho menos, uniformes: el diferencial de renta con EE UU y Canadá ha aumentado ligeramente desde 1994 y el salario medio real ha permanecido estancado. Pero no todos en México corren el mismo riesgo en caso de ruptura del TLCAN: los sectores automotrices, electrónicos y de bebidas se juegan una porción importante de su negocio.
Con información de El País