Con los recientes escándalos de acoso sexual detonados en Hollywood, parecía cuestión de tiempo para que el mundo de la música se viera rebasado.
Los principales casos han salido a flote, evidenciando una realidad incómoda que muchos se han negado a aceptar, a lo largo de los años.
Ni más ni menos que Gene Simmons, bajista y fundador de Kiss, ha sido uno de los primeros que se han visto manchados por estas acusaciones.
Una mujer que presuntamente trabaja en los medios de comunicación, denunció que el músico la tocó de forma lasciva y la obligó a sentarse sobre su regazo, mientras le realizaba una entrevista.
Sin embargo, la lista no ha hecho más que comenzar, pues el baterista de Pierce The Veil se ha visto no sólo involucrado en un escándalo de la misma índole… sino que cuenta con el agravante de que la demandante alega haber sido menor de edad, cuando el acoso tuvo lugar.
Y cómo olvidarnos del sonado caso del productor Dr. Luke y la cantante Kesha, aquel que, desafortunadamente para ella no tuvo lugar en esta época en la que el reflector y la atención del mundo están sobre estas situaciones.
Lo que me queda claro es que, viviendo en la época de la postverdad, este tipo de denuncias serán cada vez más constantes y nuestra prudencia deberá ser más veloz que nuestros juicios.
Por supuesto que el mundo de la música no está exento de casos de acoso, y claro que se deberá buscar la justicia y seguridad para todas y cada una de las víctimas. Ojalá que nuestros sistemas de justicia estén preparados para jugar contra el reloj del escarnio público que las redes sociales facilitan tanto para víctima, como para victimario.
Las condiciones ya cambiaron, la era digital nos deja expuestos a todos y deberemos manejarnos con el doble o triple de cuidado.
Por lo pronto, tal y como le sucedió a los cinéfilos, deberemos estar preparados para que más de uno de nuestros músicos favoritos se pueda ver envuelto en un caso capaz de destruir ídolos en cuestión instantes.
Ojalá que el momento histórico que vivimos sea el principio del fin del machismo, la desigualdad y los abusos.
Carreras terminarán, algunas justamente y otras sin merecerlo. Lo segundo será un riesgo que tendremos que correr para conseguir lo primero.