La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, renunció este martes a su cargo, confirmó el presidente Donald Trump en una sorpresiva reunión en la Casa Blanca.
Frente a periodistas en el Salón Oval, el mandatario anunció la partida para fin de año de Haley, alguien a quien consideró «muy especial».
«Hizo un trabajo fantástico», dijo Trump sobre la embajadora, quien integra su gobierno desde enero de 2017. «Me dijo hace unos seis meses (…) que quería tomarse un descanso«.
Haley, de 46 años, negó por otra parte planes para postularse a la elección presidencial en 2020.
Al conocerse la noticia, algunos observadores especulaban con que Haley buscaba cortar todo lazo con Trump para disputar un cargo en el futuro próximo.
Novata en las relaciones internacionales, Haley se colocó rápidamente en primera línea de la escena diplomática estadounidense. Pero desde que Rex Tillerson fue reemplazado en el Departamento de Estado por Mike Pompeo, muy cercano a Trump, parecía más retraída.
La exgobernadora de Carolina del Sur, uno de los miembros más populares de la administración Trump, a la que se sumó poco después del triunfo electoral del mandatario, se distinguió por llevar una línea dura en la ONU contra Corea del Norte e Irán, las principales cuestiones de política exterior del gobierno republicano.
Durante la ultima Asamblea General de la ONU, Haley se puso a arengar a manifestantes opositores venezolanos con un megáfono, una conducta extremadamente inusual para un alto diplomático.
Haley es la última renuncia en una turbulenta Casa Blanca, donde Trump tiene ya un tercer asesor de seguridad nacional y un segundo secretario de Estado.
Su dimisión ocurre a semanas de las cruciales elecciones legislativas de medio mandato, donde los republicanos pueden perder el control del Congreso.
Con información de AFP