Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil, que fuera llevado por la fuerza a declarar por el caso Petrobras, pidió respaldo a sus partidarios. Alrededor de 500 simpatizantes del expresidente, incluida la presidenta Dilma Rousseff, se reunieron frente a su casa para apoyarlo.
La fotografía de la presidenta Rouseff saludando a la gente junto con Lula, contrasta con las celebraciones que algunos brasileños hicieron por la acción de la policía que obligara a da Silva a declarar en el escándalo de corrupción de más de 2 mil mdd de Petrobras.
Es un retrato de la crisis política que vive Brasil, sumido en la recesión, con una presidenta que enfrenta dos juicios que podrían terminar su mandato de manera anticipada y ahora, un ex presidente bajo sospecha de haber aceptado favores millonarios de empresas acusadas de desfalcar a Petrobras.
El expresidente, que es eventual candidato del gobernante Partido de los Trabajadores para las elecciones de 2018, se declaró ultrajado, y aseguró: “si me quieren derrotar me tendrán que enfrentar en las calles de este país”.
Con información de Excélsior