El brutal asesinato de Alejandro Arcos Catalán, alcalde de Chilpancingo, ha encendido un debate sobre la seguridad en el estado de Guerrero. Tras ser decapitado el fin de semana pasado, su última entrevista ha adquirido una relevancia inquietante. En conversación con Ciro Gómez Leyva, el exalcalde pidió públicamente mayor seguridad para él y su equipo, asegurando que su administración no era parte de ningún conflicto y abogaba por la paz en la región.
Sin embargo, este 8 de octubre, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, contradijo esa versión. En la conferencia matutina, García Harfuch afirmó que Arcos Catalán no solicitó ninguna protección especial ni para él ni para su equipo, a pesar de las declaraciones del exalcalde. Según el secretario, solo cuatro alcaldes —dos en Guerrero y dos en Guanajuato— han solicitado equipos de protección debido a amenazas, y Arcos Catalán no estaba entre ellos.
La confusión aumenta cuando se considera que, según García Harfuch, Arcos Catalán salió de Chilpancingo sin escolta ni chofer, rumbo a Petaquillas, una comunidad cercana. En ese trayecto, se perdió la comunicación con el alcalde y, horas más tarde, su cuerpo fue encontrado.
Las investigaciones sobre el asesinato están en manos de la Fiscalía del Estado de Guerrero. Aunque Harfuch asegura que habrá colaboración, los detalles sobre la reunión que el alcalde tenía en Petaquillas aún no se han revelado, lo que genera más preguntas que respuestas sobre las circunstancias que rodean este trágico suceso.