London Fashion Week son tres palabras que describen no sólo el calendario de los desfiles londinenses, sino que significan mucho más para un fashionista: un cúmulo de sorpresas. Precisamente porque la ciudad es una de las piezas clave de la industria de la moda. Sus streetstylers compiten directamente con los de Nueva York, y la city europea bulle con nuevos iconos de etilo y musas, supermodelos, chicas y chicos it, diseñadores y firmas del high end.
Son muchas las firmas que han desfilado por Londres, pero me centraré en los dos desfiles a los que he tenido el placer de asistir y que definen perfectamente la moda de la capital británica:
ALEXANDER McQUEEN
Sarah Burton después de 15 años presentando sus propuestas en París regresa a Londres más que por una razón sentimental de conectarse con la ciudad que fue la cuna de McQueen por un motivo práctico – se encuentra embarazada de 38 semanas y le es complicado viajar-
La colección tuvo como marco la venue donde Sarah trabajó con McQueen hace más de 20 años. Se inspiró en un bosque encantando devolviendo a McQueen su romanticismo más mágico. Mariposas y flores se estampan en vestidos confeccionados en seda de organza, transparentes y con primacía de escotes en V, propios del romanticismo más tardío de McQueen.
En contraste con este mundo de ensueño y ninfas, el negro –color por excelencia de la firma- estuvo presente en piezas de cuero y sastrería, blazers de esmoquin destruidas con solapas colgando alrededor del cuello, pantalones que se cierran con diversas correas a lo largo de la pierna y abrigos en piel con ricos bordados, que hicieron del desfile todo un éxito.
BURBERRY
Christopher Bailey volvió a tomar el Palacio de Kensington como escenario de uno de los desfiles más esperados de la London Fashion Week, el show de Burberry. La firma sorprendió con una pasarela colorida y una front row que convocó a multitud de celebridades.
El show contó con la guitarra acústica de Jake Bugg, en sintonía con un desfile con una marcada influencia en el glam rock y en la moda de los 60. El patchwork, la mezcla de estampados y los destellos metálicos pusieron ritmo a unas propuestas femeninas de aire retro formadas por mini vestidos baby doll con estampados coloridos y líneas geométricas. Camisas florales de inspiración sesentera, pantalones ajustados culotte de terminación acampanada, abrigos de piel rematados en animal print o vestidos lady acinturados y con largo por debajo de la rodilla son las prendas a destacar.
Abrigos confeccionados en cashmere de inspiración militar con marcado estilo aviador y blazers de doble botonadura se combinaban a la perfección con botas bajas moteras de grandes hebillas y estilo punk o estampado felino, que no nos dejaron indiferentes.
Entre los convocados a la London Fashion Week destacaron celebridades de la talla de Alexa Chung, Rosie Huntington-Whiteley, Olivia Palermo, Suki Waterhouse o Lily Donaldson; así como Mario Testino y Naomi Campbell.
Por Carmelo García
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