Si hacemos una encuesta entre nuestro círculo cercano de amistades, acerca de la frecuencia con la que mentimos, seguramente te sorprenderás de la capacidad que tenemos los seres humanos de mentir, puede ser desde una mentirita piadosa hasta alguna de esas grandes que te pueden dejar con la boca abierta.
Sin lugar a dudas no todos tenemos la misma capacidad para mentir, algunos nos cuesta más trabajo que a otros y las circunstancias son distintas, la mayoría de las personas pueden argumentar que lo hacen para protegerse de un regaño o una llamada de atención o simple y sencillamente porque no tuvieron otra opción. Hay algunas personas que mentir es un estilo de vida, las mentiras le salen naturalmente de su boca no tienen que hacer ningún esfuerzo para decirlas incluso ellos mismos creen todo lo que te están diciendo, lo pueden hacer con amigos o familiares, en el momento en que se presente la oportunidad.
Estas personas que mienten con esta facilidad tiene una gran capacidad para salir de su realidad y construir una nueva que les acomode mejor según la circunstancia que estén viviendo en ese momento, pueden inventar que se fueron de viaje y relatar con detalle lugares que nunca visitaron.
Estos grandes mentirosos son fáciles de detectar ya que la mayoría de las veces son bastante sociables y encantadores se van metiendo como la humedad cuando te das cuenta los tienes hasta en la sopa, cuidado porque su forma de ser tan amable y cordial hace que las personas aun cuando detectan sus mentiras prefieren seguirles el juego por lastima.
Algunas personas mienten por encontrar una salida rápida ante algún problema al que no ven una solución y se les hace fácil mentir para salir del paso y después pensar en una solución definitiva.
Es importante saber que mentir es un recurso que tarde o temprano traerá sus consecuencias, como padres tenemos una gran responsabilidad en la educación de nuestros hijos y como siempre digo es mejor predicar con el ejemplo, pero también se que no somos perfectos y que algunas veces tenemos algunas fallas lo cual es normal siempre y cuando retomemos el camino rápidamente y expliquemos a nuestros hijos esto.
Educar a nuestros hijos con los valores como la honestidad son de las cosas que debemos hacer todos los días, sobre todo en estos tiempos difíciles en donde los medios de comunicación y la tecnología han tomado mayor importancia en nuestra sociedad y en los cuales vemos ejemplos de gente [exitosa] que se dedica a cometer delitos y no tienen castigo alguno.
Hoy es el momento de arraigar en nuestros hijos esos valores para que mañana formen una sociedad en donde la honestidad y la responsabilidad formen parte de su vida diaria.