En toda relación de pareja existen los tiempos buenos y malos, es una gran mentira todo lo que leemos en los cuentos de princesas en donde al final terminan diciendo: » se casaron y fueron felices para siempre…» sabemos que no siempre es así, pero también hay que aceptar que nos casamos con ese sueño de ser felices hasta que la muerte nos separe y también es cierto que, en la mayoría de los casos, si somos honestos, podríamos decir que en el fondo de nuestro corazón sabíamos que no íbamos a poder terminar con esta frase célebre y la cambiamos por esta que dice: «más vale bueno por conocido que malo por conocer» y en el calor del enamoramiento dimos el «Sí «.
A los seres humanos nos gusta auto engañarnos, más cuando se trata de cosas del corazón y terminamos en una relación que no nos gusta del todo, pero que pensamos podríamos estar peor, y ese justamente es el error es ahí donde empezamos a mentirnos y a justificar todo lo que no podemos cambiar en nuestra relación de pareja por inseguridad o porque simplemente no tenemos las agallas de decir lo que sentimos y enfrentar las consecuencias.
Pueden ser muchos factores los que nos detienen para tomar esta decisión que sabemos afectara el resto de nuestras vidas y la de nuestra pareja incluso la de nuestros hijos, construir tu vida y un futuro con una persona a la que quieres con reservas y no te puedas entregas del todo, no es un «amor verdadero» que pueda vencer obstáculos y en el matrimonio es un requisito indispensable.
El miedo a quedarnos solos es el principal factor para engañarnos hacer que nuestro cerebro piense que no importa todo lo que nos disgusta de nuestra pareja y que las diferencias que puedan existir ya sean culturales, económicas o sociales, son solo un detalle sin importancia que se puede superar con el tiempo. ¡Cuidado! Porque es aquí donde caemos en el peor de los errores pero el más común, pensar que con el tiempo las personas cambian.
Los humanos desde que nacemos tenemos ya una genética definida, todo lo que nos hace desarrollarnos como ser humanos es la educación que obtenemos de nuestros padres o primeros educadores, pero hay patrones de conducta que no se pueden modificar, es como el que hereda el cabello rizado de la abuela por generaciones no hay nada que se pueda hacer contra la genética humana.
Las personas con el tiempo maduran y quizás modifican algunas conductas en sus relaciones personales, pero hay que tener muy claro que en esencia no cambian siguen siendo las mismas. En la etapa del enamoramiento nos encanta soñar que todo eso que nos disgusta de nuestra pareja un día va a desaparecer por arte de magia.
Nadie es perfecto y todos tenemos nuestros detalles que no siempre le van a gustar al otro, lo mejor es enfocarnos en las coincidencias que si nos permitan edificar una relación con bases sólidas y que cuando aparezcan las diferencias estas se puedan diluir en una plática tolerante y constructiva. Es importante tener claridad para poner todo en la balanza y aceptar si la relación tiene futuro o no.
Cuando las diferencias son abismales, decir adiós a tiempo es mejor que aferrarte a una relación donde el resultado sea desfavorable para las dos partes o se convierta en obsesión.
La vida es un cumulo de decisiones, ser honestos con nosotros mismos en cuanto lo que queremos y esperamos de una pareja y de lo que nosotros estamos dispuestos a entregar, es una decisión que se debe tomar con mucha seriedad y responsabilidad pues este es el paso más importante para iniciar una vida en pareja y formar una familia. Recuerda que lo que bien empieza, bien acaba.