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La vida en Silicon Valley comienza mucho antes del amanecer…

El smartphone de Peter reproduce una de sus canciones favoritas, primero a un volumen bajo y después va aumentando progresivamente.

Las luces del departamento están automatizadas. Por lo que no hay manera de dormir esos “cinco minutos más”.

Y la verdad es que para Peter no hay necesidad de prolongar el sueño. Se levanta con esa energía de quien ha dormido sus 8 horas acostumbradas.

En la filosofía de Peter, un profesionista descansado es un posible candidato al éxito cada minuto del día que permanece atento, receptivo y fresco.

Después de un baño con tranquilidad, Peter se afeita y se coloca el bloqueador solar, una crema tonificante, el gel matizador y un nuevo tratamiento para detener los estragos del tiempo, como las arrugas y algunas manchas incómodas.

El peinado le toma 15 minutos y vestirse con uno de sus trajes a la medida, otros cinco minutos. Se mira en el espejo antes de salir. Quedó perfecto. Y al cerrar la puerta, todo el departamento entra en reposo automático, salvo el sistema de vigilancia.

En el ascensor comienza el trabajo, o como lo llaman en Sillicon Valley: networking.

Su vecina del piso 5 es subdirectora de una importante cadena de cafeterías en California.

-“¡Qué curioso! Justo acabo de desarrollar con mi socio un sistema de marketing para locales comerciales vía smartphone. Algo así como el legendario Foursquare, pero a mil años luz de avances y ventajas para millennials. ¿Por qué no desayunamos y te cuento de qué va?”, le dice Peter a su atractiva vecina.

Por cierto, Peter nunca desayuna en su departamento. Y mucho menos come. Son los dos momentos ideales para realizar este networking con la gente de Sillicon Valley. Esas redes, en los supuestos encuentros casuales, son donde todo mundo espera vender o comprar relaciones.

Como era de esperarse, Peter sale del desayuno con una nueva cliente.

De camino a la oficina, donde trabaja un par de horas en servicio de consultoría vía internet, Peter descubre que abrieron una nueva estación de combustible a unas calles de su edificio. Activa desde el tablero del auto su smartphone y deja grabado un mensaje de voz:

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-“Cargar combustible en la nueva estación cerca de casa y conocer al dueño. Cliente potencial”.

Lejos están aquellos días en que Peter llegó como becario a una de las tantas empresas de Sillicon Valley y conoció lo que es darse una buena vida. Incluso como becario, la vida aquí es completamente diferente. Peter lo resume con un comentario que siempre dice a los jóvenes que conoce:

-“Un día estás sirviendo café y al siguiente ya eres dueño de una cadena de cafeterías.”

El día de Peter transcurre con normalidad. Almuerzo, comida, tres clientes potenciales más, citas para la siguiente semana, compras simples en el súper, cita con alguna nueva conquista, algunos pendientes en la computadora y llega al departamento.

Aún quedan tres horas antes de dormir, así que Peter decide ver una película y descansar cómodamente en aquella enorme cama. Mañana será otro día de networking, aunque para él, eso no es un trabajo, sino un estilo de vida.

En el periodismo de vida, hoy nos adentramos en un sistema que más allá de una región geográfica, abarca un estilo de vida, un trabajo y redes de negocios, llamado: Sillicon Valley.

Ubicado en la bahía de San Francisco, al norte de California en Estados Unidos, Sillicon Valley es la capital del emprendimiento que comprende tecnología, nuevas empresas y talento humano sobresaliente.

Pero, ¿qué origina todo esto?

La unión de dos fuerzas: el mundo académico y el sector privado con inversiones e investigación por parte del gobierno. Algo que origina una población de emprendedores que constantemente están desarrollando empresas y nuevos negocios.

La idea inicia con el decano de la Universidad de Stanford, Fred Terman, que analiza cómo la inversión gubernamental en investigaciones condujo a Estados Unidos a la victoria durante la Segunda Guerra Mundial.

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Esto mismo lo toma como base Terman y triplica el tamaño y la producción del departamento de ingeniería de Stanford. Además de motivar a dos graduados de la institución para que desarrollaran nuevas empresas.

¿Quiénes fueron esos dos recién egresados de Stanford?

Nada menos que William Redington Hewlett y Dave Packard. ¿Suenan conocidos? Pues sí, efectivamente son los creadores de Hewlett Packard.

¿Qué ha pasado con esta idea de Fred Terman?

Hoy, Silicon Valley tiene un flujo continuo de ingenieros bien formados, empresarios, publicistas, investigadores y toda una comunidad innovadora y propositiva que cuenta con capital de riesgo y expertos en negocios.

Algo extremadamente importante, que nos deja una gran reflexión, es que para los habitantes de Silicon Valley, los fallos empresariales o técnicos se consideran parte de la experiencia que tienen que vivir y no un fracaso o causa de la incompetencia.

Con esta filosofía es que se han originado y crecido grandes empresas y marcas como Google, Apple, Intel, Facebook, Netflix, Yahoo, etc., etc.

Silicon Valley es un lugar pequeño, donde la gente se conoce entre sí, donde han trabajado unos con otros o han sido jefes o empleados. Es un sitio donde se crean en todo momento redes de trabajo en un ascensor, en la cafetería de la esquina, en donde toman el almuerzo.

Otra de las ventajas es que se puede crear una empresa nueva con bastante facilidad por la legislación de California.

Además, todas las empresas que empezaron en esta bahía, no cargaron con actitudes y tradiciones viejas. Fueron y son empresas libres, con una cultura propia, atrevida, dispuesta a asumir riesgos, multiculturales y sobre todo emprendedoras.

En este periodismo de vida, te pregunto: ¿Cuál de estas empresas que mencioné te parece una de las mejores y por qué?

En esa respuesta, donde también está implícita la filosofía empresarial de cada una, encontrarás los motivos que la han llevado a ser un líder a nivel mundial.

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