¿Alguien cercano a ti tiene dislexia? ¿Sabes qué es? Pero sobre todo, ¿sabes cuántas personas viven actualmente con esta condición en el mundo y cómo es que enfrentan su día a día?
A pesar de la cantidad de información a nuestro alcance, aún hay quien piensa que la dislexia es una discapacidad que no permite a los disléxicos tener una vida normal y progresar como cualquier otra persona en su ámbito profesional.
Semejantes ideas están totalmente alejadas de la realidad. Porque si bien es cierto que la dislexia es una patología que afecta el proceso de aprendizaje, la escritura, la lectura y la ortografía, también podemos nombrar una infinidad de casos de grandes personajes que se han hecho famosos y nadie sabía de su dislexia.
Desde científicos como Albert Einstein; pasando por artistas como Pablo Picasso, Vicent VanGogh y Leonardo Da Vinci; hasta políticos como Winston Churchill, George Washington y John F. Kennedy; y actores como Tom Cruise, Marlon Brando y Dustin Hoffman, entre muchos otros, forman parte de los disléxicos más sobresalientes de la Historia.
Las personas con dislexia piensan más en términos de imágenes que de palabras y agudizan los cinco sentidos para percibir y relacionarse con su entorno. Suelen tener una gran capacidad creativa y un alto grado de inteligencia, aunque no por esto quiere decir que siempre se relacione con la genialidad o habilidades especiales.
En palabras sencillas, la dislexia es básicamente una desconexión entre letras y sonidos, por lo que se dificulta establecer la relación entre lo que se ve, se habla y se escribe. Un niño con dislexia ve que las letras bailan y se enciman unas con otras, por lo que no logra asociar la imagen de la letra y su sonido, dificultando traducir en vocablos las palabras escritas.
Hay distintos grados de dislexia y todos son tratables, pero es una condición que no desaparece porque se origina en las conexiones neuronales del cerebro. Esta disfunción neuronal que modifica al feto puede ser de origen genético, aunque aún no está del todo comprobado.
Por lo general, se cree que el niño disléxico es flojo en la escuela porque durante el aprendizaje se aburre, hay un gran desinterés de su parte y además se frustra porque le cuesta más trabajo ir con el ritmo de las clases. Muchos niños se muestran rebeldes o apáticos.
Situación que no necesariamente define que esos niños nunca podrán aprender y que no lograrán desarrollar sus capacidades por completo. Como el caso del reconocido cineasta Steven Spielberg, quien desde niño tiene dislexia y por lo cual tardó dos años más que el resto de sus compañeros en aprender a leer.
Sin embargo, para los papás de Steven esto no significó que su hijo fuera flojo, aunque tampoco sabían por qué le costaba tanto trabajo leer y escribir. Recordemos que en los años cincuenta la detección de la dislexia en niños no estaba tan avanzada como en estos días.
Tanto los profesores como los papás de Steven carecían de las herramientas necesarias para identificar su condición. El mismo Steven aprendió a lidiar con esta situación por medio de lo que un día sería su vocación y profesión: el cine.
Spielberg dijo en una entrevista sobre este tema: “Nunca me sentí como una víctima. Las películas realmente me ayudaron, me libraron de la vergüenza, de la culpa. Hacer películas fue mi gran vía de escape”.
Obviamente, todos nos preguntamos cómo le hace un director de cine con dislexia para estudiar un guion y preparar las escenas para la filmación. Spielberg cuenta que cuando le llega un guion o lee un libro necesita invertir el doble de tiempo que otra persona, pero en ningún momento esto ha representado un obstáculo para su vida profesional.
Existen varios tipos de dislexia. La visual hace que el cerebro perciba con dificultad las palabras completas y está relacionada con el aprendizaje visual de letras y números. La dislexia auditiva se relaciona con los problemas para diferenciar los sonidos de las palabras y las letras. Por lo general, en la mayoría de los casos hay una combinación de las dos.
Como en todas las patologías, lo mejor es la detección temprana y hay varias formas para averiguar si un niño tiene dislexia. Por ejemplo, jugando a asociar letras y sonidos, hacer rimas con palabras, distinguir entre derecha e izquierda, memorizar los días de la semana, pronunciar palabras largas, etc.
Los niños con dislexia pueden sufrir una disminución en su autoestima por sentirse diferentes o más lentos que los demás, por eso es necesario apoyarlos descubriendo y potenciando otras aptitudes como la música, la pintura o los deportes.
Actualmente entre el 15 y el 20% de la población mundial tiene dislexia. Y tampoco es coincidencia que tantos artistas, científicos, políticos y personajes destacados en el mundo sobresalieron en estas disciplinas, ya que la dificultad en sus primeros años de aprendizaje detonó que desarrollaran otras habilidades.
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Por eso es que después de escuchar este periodismo de vida, te pregunto: ¿Conoces personas con dislexia? ¿Tienes alguna dificultad para leer y escribir, y piensas que tal vez tienes dislexia? ¿Sabes si los niños cercanos a ti no son disléxicos?
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