Después de haber sido cruelmente atacada y mientras el ácido abrasaba su piel, desde la camilla de una ambulancia, María Elena Ríos, de 26 años, marcó su número de teléfono. «Fuiste tú. Lo sé», dijo.
«El químico penetraba sus mejillas, su boca, su cuello, su pecho, sus brazos, sus piernas. Y su piel había entrado en una cruel carrera contra reloj para volver a ser ella misma», narra El País.
El autor intelectual del ataque tiene nombre y apellido y Silvia Ríos, hermana de Maria Elena, no tiene miedo de decirlo. «Su nombre es Juan Antonio Vera Carrizal, él es un ex diputado, gasolinero y empresario» dijo en entrevista con Fernanda Familiar en su programa Qué tal Fernanda.
«Él agrede a mi hermana porque se inició una relación laboral; segundo porque se inició una relación de noviazgo, pero que terminó por las agresiones y machismo del señor. La hostigaba, le decía que de músico y de muerta de hambre no iba a salir; que regresara con ella y que la iba a tratar como princesa porque los músicos aparte de drogadictos y borrachos no tienen en qué caerse muertos y que por ese camino iba. Que era una tonta y una estúpida», narró Ríos Ortiz durante el programa.
«Malena», como la llaman sus familiares, estudió Comunicación Social en Puebla y Saxofón en el Conservatorio de Música de la misma entidad. Aunque su sueño era vivir de la música, necesitaba un trabajo temporal para pagar sus cursos y comer.
«En 2017 se abrió una vacante para un puesto en la oficina de prensa del entonces diputado Juan Vera Carrizal, del PRI, en su pueblo de Oaxaca. Aplicó. Vera Carrizal y ella comenzaron una relación poco después de que entrara a trabajar a su oficina, según el testimonio de su hermana Silvia que ha guardado cada uno de los mensajes y archivos que se enviaron durante esos años en un disco duro por miedo a que alguien de la Fiscalía pudiera borrarlos. «Eres una puta, una muerta de hambre, sin mí no vas a hacer nada…», le escribía el diputado, según un artículo publicado por El País.
Su familia nunca supo de la relación o de lo tormentosa que fue. Él la forzó a sostener relaciones sexuales durante un viaje y por eso tuvo que dejar el trabajo. Él era mucho mayor que ella. Tenía 43 años, aunque Malena sospecha que tenía más de los que declaraba públicamente. Unos 50, al menos.
«La última llamada que se hicieron fue en julio de este año. Él lloraba y le pedía que volvieran. Ella se negó. Siempre según lo que Malena le ha contado a su hermana desde la cama del hospital y lo que registran los mensajes de WhatsApp», aseguró el diario español.
«Él era un celoso, la agredía mucho, la insultaba… Y además la seguía, no solo a ella, a mí también, para ver dónde estaba. Eso es lo que ponen los mensajes», cuenta Silvia Ríos al otro lado del teléfono. «Me ha costado mucho entender por qué mi hermana, una joven brillante, talentosa, estaba con alguien como él. Pero en este tiempo he aprendido que cada mujer es libre de estar con quien quiera y no por ello se merece que le pase algo así», señala su hermana.
«Fuiste tú», le espetó agonizando cuando la trasladaban en una ambulancia. Nadie de su familia duda de que aquel hombre, un exdiputado, dueño de gasolineras del Estado de Oaxaca y de una cadena de radio local, había ordenado el crimen.
Con información de El País.