En un esfuerzo conjunto para enfrentar el creciente aumento de cruces fronterizos ilegales, México y Estados Unidos han llegado a un acuerdo que incluye medidas significativas para desalentar a los migrantes y aliviar la presión en las ciudades fronterizas.
Este acuerdo se produjo después de una reunión entre funcionarios mexicanos y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos en Ciudad Juárez, México, una ciudad vecina a El Paso, Texas, que ha enfrentado un aumento alarmante en la migración.
Como parte de este acuerdo, México se ha comprometido a «despresurizar» sus ciudades fronterizas en el norte, que limitan con regiones como El Paso, San Diego y Eagle Pass, Texas, donde se han declarado estados de emergencia debido al flujo migratorio.
Además, se han acordado más de una docena de acciones para disuadir a los migrantes de utilizar el sistema ferroviario, que ha sido una vía común para llegar a la frontera entre Estados Unidos y México. Estas medidas se implementarán en cooperación con el Instituto Nacional de Migración de México.
Los cruces fronterizos ilegales están en aumento, superando los 8,600 en un período de 24 horas recientemente. Este incremento se ha producido después de que la expiración del Título 42 en mayo cambiara las consecuencias para quienes cruzan la frontera ilegalmente.
La causa detrás de este aumento de la migración es multifacética, y expertos citan la desinformación y un aumento en los secuestros en México como factores contribuyentes. Regiones como Del Río, El Paso, Lower Rio Grande Valley y Tucson se han enfrentado a un alto número de encuentros de migrantes en las últimas 24 horas.
El alcalde de El Paso, Oscar Leeser, ha señalado que la ciudad se enfrenta a un punto crítico en términos de capacidad para manejar el flujo migratorio.
Para abordar esta situación, se ha anunciado la apertura de un refugio en la ciudad de El Paso para albergar a los migrantes, ya que las instalaciones existentes están abrumadas. Se espera que el flujo de migrantes hacia El Paso continúe en los próximos días.
A nivel federal, Estados Unidos ha aumentado los recursos en la frontera, incluido el envío de más personal militar y de la Guardia Nacional.
Cabe destacar que México también enfrenta su propia crisis migratoria en su frontera sur, con alrededor de 6,000 migrantes llegando diariamente. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene previsto reunirse con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en noviembre para abordar temas de migración, así como el tráfico de drogas y armas de fuego.
En cuanto a las acciones específicas acordadas, México llevará a cabo la deportación de migrantes a sus países de origen tanto por tierra como por aire. También negociará con varios gobiernos, incluidos los de Venezuela, Brasil, Nicaragua, Colombia y Cuba, para confirmar la recepción de sus ciudadanos deportados desde la frontera entre Estados Unidos y México.
Estados Unidos también podrá expulsar a los migrantes a través del puente internacional que conecta Ciudad Juárez con El Paso.
Estas acciones plantean interrogantes sobre si México está asumiendo un papel que normalmente corresponde a Estados Unidos en la gestión de la migración en la frontera sur. Sin embargo, el aumento de la violencia en algunas regiones de México ha contribuido a la creciente migración, especialmente por parte de familias mexicanas que buscan asilo.
En última instancia, este acuerdo bilateral busca abordar un desafío complejo y en evolución en la frontera entre México y Estados Unidos, mientras ambos países continúan trabajando juntos para gestionar el flujo de migración irregular y garantizar un acceso legal adecuado.