La Profeco lanzó una advertencia en su Revista del Consumidor: algunos productos que se venden como leche en realidad son “combinados con grasa vegetal” y no cumplen con el perfil nutricional de la leche pura.
Entre mayo y julio de 2025, la dependencia analizó 85 marcas de leches y bebidas ultrapasteurizadas —enteras, semidescremadas, descremadas, deslactosadas y combinadas— con más de 6,460 pruebas de laboratorio.
El hallazgo más delicado: “LactiLac, etiquetado como bebida láctea con grasa vegetal ultrapasteurizada”, podría confundirse con leche genuina. Aunque no rompe la ley, su denominación puede inducir a error.
La NOM-155-SCFI-2012 es clara: lo único que puede llamarse leche es lo que contiene grasa butírica. Cualquier adición de grasa vegetal debe decirse en grande y sin engaños.
Profeco recomienda a los consumidores:
“Buscar en la etiqueta la palabra grasa butírica”.
Revisar que incluya proteínas y vitaminas A y D.
Desconfiar de frases como “producto lácteo combinado” o “bebida láctea”.
Consultar la Revista del Consumidor para no caer en publicidad tramposa.
¿Por qué importa tanto? Porque la leche es fuente básica de “calcio, proteína y vitaminas esenciales”. Si compramos una imitación, no estamos alimentando igual, y eso pega sobre todo en niños y adultos mayores.
Dato que preocupa: “en México el consumo per cápita de leche es de apenas 120 litros al año”, cuando la FAO recomienda 180 litros para cubrir las necesidades mínimas.
La Profeco insiste: “empoderar al consumidor con información clara es la mejor defensa frente a un mercado que cada vez ofrece más productos disfrazados”.