¿Recuerdas a Hachikō?, el perrito japonés de raza akita, recordado por haber esperado a su amo, el profesor Hidesaburō Ueno, en la estación de Shibuya, cerca de nueve años después de la muerte de este, pues un perrito así de fiel fue encontrado en Saltillo, Coahuila.
En una foto que se compartió en redes sociales, se ve a un hermoso peludito blanco acostado en una tumba del panteón de Los Pinos, en la ciudad de Saltillo, quien no quería moverse de la tumba de quien fuera su amo en vida.
Según testigos, el perrito pasaba día y noche junto a la tumba, lo cual causó tanto tristeza como ternura en las redes sociales y miles de personas están realmente conmovidas por el hermoso gesto de tan noble animal.
Medios locales señalaron que el lomito comía gracias a la bondad de la gente, como vigilantes y visitantes del lugar, quienes le llevaban agua y algo de comer al can que parecía no terminar su triste vigilia.
«Un perrito fue captado en video junto a la tumba de su dueño en el Panteón Los Pinos, en Saltillo, Coahuila. Igual que la conmovedora historia del perro japonés Hachiko, un can de Coahuila se ha ganado el corazón del público luego de darse a conocer que ‘se rehúsa a abandonar la tumba de su dueño’.🐶», dice el post en la red ‘X’, antes Twitter.
Y aunque la imagen fue de hace unos meses, el tema de la muerte y la fidelidad de los lomitos, en redes se volvió a revivir el tema, quizá por la cercanía del día de muertos, pues hay que recordar que en el pensamiento náhuatl y maya, como en el de muchos otros pueblos del mundo, el perro ha sido el guía de los espíritus de los muertos hacia el inframundo, lo que se conoce como psicopompo. Ha sido el compañero inseparable de los hombres no sólo en la vida, sino también en la enfermedad y en la muerte.