Pues resulta que este domingo 7 de septiembre la Iglesia Católica va a vivir un momento histórico que parece sacado de película. Imagínense la Plaza de San Pedro, llena hasta el tope con miles de fieles, banderas de todos lados y una emoción en el aire… porque ahí, frente al Papa León XIV, se va a canonizar a un chavo que apenas vivió 15 años: Carlo Acutis, el primer santo millennial.
Sí, escucharon bien. Un adolescente como cualquiera: jugaba videojuegos, iba a la escuela, tenía amigos y hasta le gustaba pasear con su mochila. Pero lo que lo hizo diferente fue que decidió poner a Dios y la tecnología en el mismo camino.
Carlo nació en 1991 en Londres, pero creció en Milán, Italia. Desde muy niño se enganchó con la misa diaria, el rosario y la adoración al Santísimo. Y aunque disfrutaba como cualquier joven de la época, su pasión por la informática lo llevó a hacer algo que nadie había hecho: creó una exposición digital de milagros eucarísticos. Un proyecto que recorrió el mundo y que sigue disponible en línea, como si hubiera sabido que internet iba a ser la nueva plaza pública de la fe.
En 2006, la vida le dio un giro cruel: a los 15 años le detectaron leucemia fulminante y murió en cuestión de días. Pero en lugar de apagarse su historia, comenzó a brillar más fuerte. En 2020, el Papa Francisco lo beatificó, y ahora, bajo el pontificado de León XIV, será proclamado santo. ¿La razón? A él se le atribuyen dos milagros impresionantes: la curación de un niño en Brasil y la recuperación total de una adolescente en Costa Rica tras un accidente gravísimo.
Su mamá lo resume así: “Carlo era un niño normal y corriente, pero lo extraordinario es que le abrió la puerta de su corazón a Jesús y le dio prioridad”. Y quizá esa sea la clave: era como cualquiera, pero con una fe tan grande que se volvió ejemplo para todos.
El cuerpo de Carlo descansa en Asís, donde miles de peregrinos lo visitan cada año. Ahí está, vestido con jeans y tenis, como si se tratara de un chavo más que salió de la escuela, pero ahora venerado como un modelo de santidad.
El Papa León XIV lo dijo claro: este joven es el puente entre la Iglesia y las nuevas generaciones. La fe ya no se predica solo en templos, también en sitios web, redes sociales y pantallas. Carlo lo entendió antes que nadie: supo que hasta en internet se podía hablar de Dios.
Y ojo, no estará solo: en esa ceremonia también será canonizado Pier Giorgio Frassati, otro joven italiano que en los años 20 dedicó su corta vida a ayudar a los pobres.
Pero el foco, sin duda, estará en Carlo. Porque este 7 de septiembre no solo se canoniza a un adolescente… se canoniza a toda una generación que creció con consolas, con internet y con un mundo en constante cambio. El primer santo millennial será recordado como el muchacho que demostró que la santidad también puede llevar mochila, tenis y una sonrisa juvenil.