Reinventar un héroe no es fácil. Reinventar una heroína lo es aún menos, pues tiene la dificultad adicional que los roles femeninos heroicos no son precisamente abundantes en el cine. Pero reinventar una heroína nacida de un videojuego parece una tarea más allá de lo complicada, incursionando en terrenos masoquistas.
Lo que ayuda es que el videojuego mismo haya reinventado (con cierto éxito) a su protagonista, pues al menos se cuenta con un templete sobre el que podemos basar nuestra propia construcción de personaje. Eso es lo que obtenemos en la nueva entrega de ‘Tomb Raider’ (d. Roar Uthaug), donde la emblemática figura de la aventurera Lara Croft recibe una dosis de modernidad para despojarle de su aura sexosa noventera, en esperanzas de convertirla en una franquicia real.
La mencionada Lara (Alicia Wikander) es una joven heredera que aún no toma posesión de la fortuna familiar, y tiene que malganarse la vida como mensajera en bicicleta a través de las procelosas calles de Londres. Su padre, Lord Richard Croft (Dominic West), la dejó hace siete años para partir a una misteriosa aventura de exploración de donde nunca regresó, y ahora la hija tiene en sus manos una pista invaluable para seguir el rastro del padre ausente hasta una isla cercana a la costa de Japón. Papá Croft dejó tras de sí un legado de pistas y de múltiples advertencias dirigidas a su obstinada hija, diciéndole que NO vaya en su búsqueda, pero anden ustedes a convencer a una joven mujer de que acepte sus limitaciones…
Tras armarse de valor y de un mínimo equipaje, Lara se traslada hacia el este de Asia donde entra en contacto con Lu Ren (Daniel Wu), capitán de un buque que le llevará a la misteriosa isla. A su llegada encontrará al ingrediente esencial para que una película de acción se sienta efectiva: un villano eficaz llamado Mathias Vogel, interpretado por el siempre confiable Walton Goggins. Este hombre sin escrúpulos está excavando por todas partes siguiendo las enigmáticas órdenes de alguien que busca hacer el mal con su hallazgo, y es obvio que el camino de Lara (y de su desaparecido padre) terminará cruzándose con el suyo, con las consiguientes persecuciones, tiroteos y precarios equilibrios que podemos esperar del género.
¿Qué es lo positivo de este filme? De entrada sorprende gratamente el descubrir que Lara está lejos de ser la invencible figura de acción enfundada en un top deportivo y putishorts que nos vendieron los primeros videojuegos de Tomb Raider y las dos películas que en su momento protagonizó Angelina Jolie. Wikander personifica a una mujer que se siente real, limitada en sus atributos y cualidades físicas por el simple hecho de estar aún en vías de desarrollarse plenamente como adulto, pero la sólida personalidad de la actriz nos imprime confianza cada vez que su alter ego fílmico tiene que resolver situaciones potencialmente fatídicas en fracciones de segundo.
No, no esperes que la historia decida tomar derroteros románticos gratuitos por el hecho de estar centrada en una mujer. Croft hace mucho dejó de ser una vampiresa con interés en las reliquias arqueológicas, labios de tentación y curvas de actriz porno. Ahora es una chica tremendamente analítica, disciplinada y con un abdomen en el que puedes interpretar un solo de marimba, pero también hay un aire de falibilidad plausible y de inocencia que le suman credibilidad.
Si hay un problema en general con esta ‘Tomb Raider’ es que el género difícilmente logra aportar muchas sorpresas. Conversando con un amigo llegamos a la conclusión de que en la mayoría de las películas donde un aventurero (o aventurera) corre por la jungla bajo la amenaza de algo terrible, el verdadero villano suele ser una estaca afilada, un animal salvaje o un corrupto cazador de fortunas. Los elementos de maldiciones ancestrales, intrincadas trampas tendidas por civilizaciones extintas o potenciales caídas desde grandes alturas son el complemento de lo anterior, y se han visto hasta el cansancio.
No quiere decir que por ello la película sea un fracaso. De hecho tiene momentos gratos, secuencias de acción que cumplen (algunas de ellas extraídas directamente de los videojuegos) e interpretaciones convincentes, ya que el elenco también se nutre de otros actores de renombre (Derek Jacobi, Kristin Scott Thomas) para distanciarse de los clásicos filmes de acción.
Creo que puedo aseverar que Wikander cumple en el rol asignado, que la película es justo lo que promete (acción, aventura y entretenimiento básico) y que no sería tan trágico ver que esta entrega da origen a un renacimiento de interés en Lara Croft y sus andanzas globales. Siendo francos las dos películas de Angelina Jolie distaban mucho de estas aspiraciones, así que quizá sea buen momento para explorar la viabilidad de edificar una nueva saga feminocéntrica tras el vacío dejado por ‘Los Juegos del Hambre’ y la espiral hacia abajo de la franquicia de ‘Divergente’. En la película, el padre de Lara dice que “todos los mitos están fundados en la realidad”, así que no sería malo ver que una heroína que se siente tan real como cualquiera lograra triunfar contra las expectativas.
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