Así como lo oyes: esa costumbre que muchos tienen para que “no se pegue” la pasta, no solo no sirve… ¡hasta puede arruinar tu platillo!
Mira, la idea de echarle aceite al agua parece lógica: evitar que los fideos se peguen entre sí. Pero la ciencia y los chefs serios ya dijeron que no funciona así.
¿Por qué? Porque como te dieron en la escuela: el aceite y el agua no se mezclan.
El aceite flota y se queda en la superficie, mientras la pasta está abajo, cociéndose. Así que el aceite nunca entra en contacto real con los fideos. Lo único que logras es gastar aceite a lo tonto… y lo peor: si lo cuelas y la pasta se revuelca en esa grasita, luego no se mezcla bien con la salsa.
¡Imagínate echarle una salsita rica de tomate o de queso, y que no se le pegue nada porque quedó toda resbalosa! Una tragedia.
De hecho, hay chefs que lo llaman el error número uno al cocinar pasta. Y tienen razón. Lo que realmente hace que se pegue la pasta es el almidón que suelta al cocerse.
¿La solución? Moverla. Así de fácil.
Apenas la echas al agua hirviendo, dale vueltas, no la abandones los primeros minutos. Ese movimiento rompe el ciclo de pegarse entre sí.
Ahora, ¿cuándo sí se puede usar aceite?
Solo en dos casos:
Cuando ya la colaste y no la vas a servir al instante, le puedes echar un poquito para que no se apelmace.
O si la vas a usar en una ensalada fría, tipo pasta con verduritas, donde no hay salsa caliente que necesite pegarse.
Así que, si quieres una pasta rica, suelta y bien abrazada por la salsa, aquí va la receta del éxito:
Agua abundante, sal al gusto, que hierva con ganas, y mover bien al principio.
Listo. ¡Sin trucos raros ni aceite flotando!
Ahora ya lo sabes. Cocinar bien no es solo seguir la receta, es entender el por qué.
Y en este caso, el aceite… mejor guárdalo pa’ la ensalada.