lunes, septiembre 1, 2025

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Acusan a Psy, el de “Gangnam Style”, de recibir fármacos psicotrópicos ilegalmente

El mismísimo Psy, sí, el de Gangnam Style, ese que nos puso a brincar como caballos hace más de diez años, ahora no anda en los reflectores por música, sino por un problemón con la justicia. Resulta que la policía de Seúl lo trae entre ceja y ceja porque, presuntamente, andaba consiguiendo fármacos psicotrópicos de manera ilegal.

El asunto está así: dicen que Psy recibía medicinas bien delicadas como Xanax y Stilnox, que son para ansiedad, depresión y trastornos del sueño, pero sin pisar el hospital. Según las autoridades, el truco era mandar a su mánager o a terceros a recoger las recetas. O sea, el compa no iba a consulta, pero sí recibía las pastillas como si fueran dulces de la tiendita.

La policía asegura que todo salió a la luz gracias a un chivatazo, y de volada cayeron con una redada en el hospital universitario para sacar los registros médicos. Y ojo, porque la ley en Corea es clara: las recetas deben obtenerse de manera presencial, nada de andar mandando intermediarios.

El doctor que está embarrado en este lío dice que todo fue legal, que el tratamiento fue remoto. Pero, seamos francos, ¿a poco no suena raro que por “remoto” te manden pastillas de alto riesgo sin una revisión cara a cara?

Por su parte, la agencia de Psy, P Nation, salió al quite diciendo que sí, que fue “un claro error y falta” recibir somníferos a través de terceros. Admitieron que, efectivamente, en ocasiones alguien más recogía las medicinas, pero negaron que todo el tratamiento se haya hecho así.

Ahora, la crítica aquí es dura: Psy asegura que tiene trastorno crónico del sueño, y por eso toma medicamentos recetados. Perfecto, nadie cuestiona su salud. El problema es que hablamos de fármacos con altísima probabilidad de adicción.

Porque al final del día esto pone sobre la mesa un tema incómodo: el privilegio. Mientras a muchos mortales nos piden mil estudios, citas y vueltas para una receta controlada, a las celebridades parece que les abren la puerta de par en par. Y ahí está el riesgo: normalizar el acceso fácil a medicamentos que deberían manejarse con pinzas.

Así que ya lo saben: el Oppa Gangnam Style ahora no suena en las pistas de baile, sino en las oficinas de la policía. Y aunque suene chistoso, lo que está en juego es serio: adicción, abuso de fármacos y un sistema médico que, al parecer, todavía tiene rendijas por donde se cuelan hasta los más famosos.

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