La icónica empresa Del Monte Foods, sí, esa misma que ha estado en nuestras alacenas por generaciones con sus latas de duraznos, ejotes y piña, acaba de acogerse al Capítulo 11 de bancarrota en Estados Unidos. ¿El motivo? Un cóctel nada sabroso: cambios en los gustos del consumidor, aranceles al acero y un mercado cada vez más competido.
La compañía, con 139 años de historia y sede en California, no aguantó más la presión. Hoy la gente prefiere opciones más saludables, frescas o de plano más baratas. Las latas con conservadores ya no están en la lista del súper de muchos, y eso ha hecho que sus ventas se vayan para abajo.
Aun así, Del Monte no está tirando la toalla del todo. Lograron asegurar 912.5 millones de dólares en financiamiento, lo que les permitirá seguir operando mientras intentan vender sus activos bajo supervisión judicial.
“Después de una evaluación exhaustiva de todas las opciones disponibles, determinamos que un proceso de venta supervisado por el tribunal es la forma más efectiva de acelerar nuestra recuperación y crear un Del Monte Foods más fuerte y duradero”, declaró el CEO Greg Longstreet.
¿Qué marcas tiene Del Monte?
Además de las frutas y verduras enlatadas, la empresa también es dueña de:
- Contadina (tomates y derivados).
- College Inn y Kitchen Basics (caldos)
- Joyba, una marca de té con burbujas que sí ha tenido crecimiento
Sin embargo, ni siquiera los tés de moda ni los caldos gourmet han logrado compensar la caída brutal en sus productos clásicos enlatados.
Según la consultora Debtwire, el mercado está mandando señales claras:
“Las preferencias de los consumidores se han alejado de los alimentos enlatados con conservantes en favor de alternativas más saludables”, indicó Sarah Foss, jefa global de legal y reestructuración.
Y por si fuera poco, la inflación no perdona. Los consumidores buscan lo más barato y las marcas de batalla ganan terreno. A eso se suma un golpe fuerte: el arancel del 50% al acero importado, impuesto por la administración Trump, que encareció la producción de latas.
Por si fuera poco, Del Monte también arrastraba una demanda de prestamistas que no estaban nada contentos con su plan de reestructuración de deuda. Ese pleito se resolvió en mayo, pero con un costo adicional de 4 millones de dólares anuales en intereses.
La empresa, actualmente propiedad de Del Monte Pacific, con sede en Singapur, confirmó que esta solicitud de bancarrota es parte del plan de venta de sus activos.
Así que sí, todo parece indicar que estamos viendo el final de una era… y quizás la última cucharada de esa piña en almíbar que muchos conocimos desde niños.