Sismos poderosos, como el ocurrido ayer en la costa oriental de Rusia, nos recuerdan que no siempre se producirá un tsunami a pesar de tener un epicentro en el océano y haber tenido una magnitud importante.
Recordemos lo siguiente:
La capa superficial de la tierra se llama litosfera, con un espesor de aproximadamente 100 km, la cual está fragmentada en grandes porciones que se llaman placas tectónicas; estas placas se mueven algunas debajo de otras o se deslizan lateralmente.
Estos lugares de la litosfera donde producen sismos reciben el nombre de falla. Una falla es una grieta en la corteza terrestre, se encuentran en los límites entre las placas tectónicas de la Tierra o producto de grandes esfuerzos de tensión y estrés acumulado durante siglos por el movimiento de la corteza dentro de los continentes.
También recordemos que para que exista un tsunami se requieren estas condiciones:
- Magnitud superior a 7.5.
- Área de ruptura que abarque fondo oceánico.
- Tipo de falla inversa.
Un ejemplo muy importante de las condiciones necesarias para la ocurrencia de un tsunami, sucedió el 11 de abril de 2012 con dos poderosos terremotos de magnitud 8.6 y 8.2 en pleno océano Índico; este sismo no generó tsunami al haberse originado en una falla de rumbo y no en una falla inversa.
Aunque la magnitud y epicentro son relativamente rápidos de determinar, es de gran importancia saber qué tipo de falla fue la causante del sismo. De acuerdo a la orientación del ángulo de la falla con respecto a la superficie, es posible clasificar las fallas de las fallas. Existen tres tipos básicos de fallas:
- a) Falla Normal
También llamada directa o de gravedad. Se caracteriza porque el plano de falla buza (se inclina hacia abajo) en sentido del labio hundido. Se genera como respuesta a esfuerzos distensivos (liberan tensión). Los bloques que se desplazan reciben el nombre de bloque o labio levantado y bloque o labio hundido indicando el sentido relativo del movimiento de un bloque respecto al otro. Ocurren a profundidades intermedias a grandes y no alteran verticalmente el fondo marino descartando la posibilidad de un tsunami.
En 1999 ocurrieron dos sismos importantes causados por este tipo de falla, el 15 de junio con epicentro en Tehuacán, Puebla, y 30 de septiembre con epicentro al norte de Puerto Escondido, Oaxaca.
- b) Falla Inversa
En este caso el plano de falla buza hacia el labio levantado. Ocurre como consecuencia de esfuerzos compresivos. Es el caso de los sismos de subducción, en lugares donde los límites de placas como la placa de Cocos y la Norteamericana.
Este tipo de fallas pueden generar tsunamis al existir un componente vertical importante. Aunque el epicentro (punto de origen del sismo) sea en tierra, la ruptura se puede extender hacia el fondo oceánico incrementando el potencial tsunamigénico siempre y cuando la magnitud sea superior a 7.5.
El sismo del 19 de septiembre de 1985 se debió a una falla de este tipo la cual produjo el primer tsunami observado instrumentalmente en México.
- c) Falla de Rumbo (Transformantes)
La falla más conocida es la falla de san Andrés. Por sus características no tienen capacidad de generar tsunamis aún con una gran magnitud y área de ruptura en el océano; responde a fuerzas de cizalla horizontal que causan el desplazamiento lateral de un bloque respecto al otro.
¿Cómo es posible saber el tipo de falla que produjo el sismo?
La instrumentación es muy importante para saber cómo ocurrió la fractura que produjo el sismo, para este caso se utilizan las ondas P. Las características del movimiento de sus ondas son como un resorte que se comprime y se dilata por lo que es posible detectar la forma de las primeras llegadas de la onda P en todas las estaciones sísmicas.
Al detectar el primer pulso de la onda registrada proveniente del sismo, se puede diferenciar cuando hay compresión si el pulso en el registro sísmico inicia hacia arriba o una dilatación si el pulso inicia hacia abajo.
Al utilizar la mayor parte de los datos disponibles es posible graficar todas las estaciones en un diagrama de un círculo cuyo centro representa el foco, y a partir de ahí, se grafica la ubicación de las estaciones con respecto al foco, marcándolas dependiendo de la forma de la llegada de la onda P con pequeños círculos negros si la onda fue compresiva o pequeños círculos blancos si la onda registró dilatación; a estos diagramas se les conoce como “Beach Balls” (pelotas de playa) y son de gran utilidad para poder determinar el potencial tsunamigénico sabiendo los parámetros o condiciones mencionados previamente.
Para poder graficar esta información, es necesario tener datos como: el azimut (ángulo medido desde el norte en el sentido de las agujas del reloj de la estación sismológica respecto al epicentro) y el ángulo de salida de la onda que llega a la estación medido desde el foco y con respecto a la vertical (ver los diagramas que corresponden a cada tipo de falla).
Aunque este video está en inglés, viendo únicamente la animación es posible entender cómo es que se elaboran dichos diagramas mediante el primer impulso de la onda P:
Saber estos términos puede ayudar a entender mejor cómo suceden los sismos. Hay personas, tanto en la población general como en medios de comunicación, que al escuchar o saber que ocurrió un sismo de falla inversa tienen la creencia de que de alguna forma el sismo ocurrió “al revés” cuando lo verdaderamente importante es evaluar si existe la probabilidad de que se genere un tsunami. Sin embargo, toda regla tiene una excepción: grandes sismos pueden causar derrumbes –en costa o submarinos- y detonar tsunamis muy focalizados pero destructivos.
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