María Branyas Morera llegó a la increíble edad de 117 años, convirtiéndose en la persona más longeva del mundo, falleció.
Su hija, Rosa Moret, de 78 años, reveló en una entrevista que María nunca necesitó hospitalización ni sufrió fracturas a lo largo de su vida. ¡Impresionante!
Los médicos llegaron a la conclusión de que su longevidad no se debió solo a los genes, sino también a un estilo de vida equilibrado. Y es que María no solo vivió muchos años, sino que lo hizo con una calidad de vida que cualquiera envidiaría. Pero, cómo lo logró.
Más allá de tener una genética envidiable, María compartió dos consejos que cualquiera puede seguir: rodearse de un entorno feliz y encontrar momentos para relajarse y meditar. ¡Nada de fórmulas mágicas, solo la sabiduría que da la experiencia!
En un mundo donde cada vez más personas alcanzan edades avanzadas, como se proyecta para el 2030, las palabras de María resuenan con más fuerza. Su mensaje es claro: la verdadera clave para una vida larga y saludable no está solo en cuidar el cuerpo, sino también en nutrir la mente y el espíritu. Rodearse de amor y paz y darle un respiro a la mente, puede ser el verdadero secreto para envejecer con gracia.
Así que ya saben, amigos y amigas, sigamos el ejemplo de María: busquemos la felicidad en nuestro entorno y relajémonos con momentos de calma y reflexión. ¡Porque la vida es corta, pero puede ser larga y plena si la vivimos bien!