Los presidentes de China y Taiwán celebraron este sábado una histórica cumbre en Singapur, la primera entre ambas partes desde su divorcio político hace 66 años, en la que se dieron un largo apretón de manos e intercambiaron afectuosas palabras.
China ha ofrecido este sábado a Taiwán una postura abierta y pragmática a algunas de sus peticiones, como una mayor presencia internacional si la isla rechaza el independentismo y se mantiene fiel al consenso con Pekín. En este sentido, el presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, señaló en su comparecencia de prensa tras el encuentro con su homólogo chino, Xi Jinping, que ambas partes coincidieron en que «no cabe el independentismo» en la isla, «pues va contra la Constitución». La cumbre giró en torno a «cómo consolidar los consensos de 1992 para consolidar la paz», destacó Ma a los cerca de medio millar de periodistas que cubrieron el histórico encuentro en un hotel de lujo de Singapur.
Sin embargo Ma, en contaste con la delegación comunista, recordó que esos consensos establecen que cada parte tiene una interpretación de lo que es China: según los acuerdos logrados por Pekín y Taipei hace 23 años, existe sólo una China, aunque para los primeros sea la República Popular (comunista) y para los segundos la República de China, heredera del régimen nacido en 1911 con la revolución que derrocó a la dinastía Qing.
Cabe destacar, aun así, que tanto el presidente taiwanés como el chino tienen como rival común a la oposición independentista isleña del Partido Demócrata Progresista (PDP), favorita para ganar las elecciones presidenciales y legislativas de enero de 2016.
Con información de La Jornada