¿Temporada de contingencias ambientales?

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Hasta mayo, con el inicio de la temporada de lluvias y ciclones tropicales, la Ciudad de México vivirá varias semanas donde las condiciones meteorológicas no ayudarán a limpiar la atmósfera de la capital –y más entidades- con la presencia constante de sistemas de alta presión y probables contingencias ambientales.

Y para entender qué es un sistema de alta o baja presión:

Una región de la atmósfera en donde la presión puede alcanzar un valor máximo o mínimo se conoce como sistema de presión. Donde la presión alcanza un máximo se llama sistema de alta presión (representado por la letra H) y donde el valor es mínimo se conoce como sistema de baja presión (representado por letra L).

En las áreas de baja presión, en la superficie, el viento se mueve hacia el centro de esta área con una dirección contraria a las manecillas del reloj. Cuando el aire converge hacia el centro del sistema de baja presión, asciende lentamente y a cierta altura el aire diverge, es decir se mueve horizontalmente alejándose rápidamente del centro, para compensar el aire convergente en la superficie.

En los sistemas de alta presión el viento de superficie diverge, es decir, se aleja del centro del área de alta presión en el sentido de las manecillas del reloj. Para compensar este desplazamiento, el aire converge hacia el centro del área de alta presión, en la región superior del sistema. Estos sistemas están asociados al buen tiempo debido a que el aire desciende y se calienta evitando la condensación del agua, nubes y lluvias pero propiciando que los contaminantes no sean dispersados.

Imagen: representación de los sistemas de alta y baja presión atmosférica.

La contaminación, en este caso la calidad del aire, es tan solo una muestra representativa de lo que sucede en toda gran ciudad alrededor del mundo y en otras ciudades de menor tamaño pero que también dañan al medio ambiente aunque sea a menor escala.

Los principales contaminantes relacionados con la calidad del aire son el dióxido de azufre (SO2 ), el monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2), hidrocarburos (emisiones de autos), los óxidos de nitrógeno (NOx ), las partículas suspendidas, compuestos orgánicos volátiles (COV) y el ozono (O3 ) y algunas emisiones de origen volcánico.

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De acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial, los efectos sobre la salud de los principales contaminantes son los siguientes:

Partículas.- Existe una estrecha relación cuantitativa entre la exposición a altas concentraciones de pequeñas partículas (PM10 y PM2,5) y el aumento de la mortalidad o morbilidad diaria y a largo plazo. A la inversa, cuando las concentraciones de partículas pequeñas y finas son reducidas, la mortalidad conexa también desciende, en el supuesto de que otros factores se mantengan sin cambios.

La contaminación con partículas conlleva efectos sanitarios incluso en muy bajas concentraciones; de hecho, no se ha podido identificar ningún umbral por debajo del cual no se hayan observado daños para la salud. Por consiguiente, los límites de la directriz de 2005 de la OMS se orientan a lograr las concentraciones de partículas más bajas posibles.

Ozono.- El exceso de ozono en el aire puede producir efectos adversos de consideración en la salud humana. Puede causar problemas respiratorios, provocar asma, reducir la función pulmonar y originar enfermedades pulmonares. Diversos estudios europeos han revelado que la mortalidad diaria y mortalidad por cardiopatías aumentan un 0.3% y un 0.4% respectivamente con un aumento de 10 µg/m3 en la concentración de ozono.

Dióxido de Nitrógeno.- Estudios epidemiológicos han revelado que los síntomas de bronquitis en niños asmáticos aumentan en relación con la exposición prolongada al NO2. La disminución del desarrollo de la función pulmonar también se asocia con las concentraciones de NO2 registradas (u observadas) actualmente en ciudades europeas y norteamericanas.

Dióxido de Azufre.- SO2 puede afectar al sistema respiratorio y las funciones pulmonares, y causa irritación ocular. La inflamación del sistema respiratorio provoca tos, secreción mucosa y agravamiento del asma y la bronquitis crónica; asimismo, aumenta la propensión de las personas a contraer infecciones del sistema respiratorio. Los ingresos hospitalarios por cardiopatías y la mortalidad aumentan en los días en que los niveles de SO2 son más elevados. En combinación con el agua, el SO2 se convierte en ácido sulfúrico, que es el principal componente de la lluvia ácida que causa la deforestación.

En Ciudad de México, la contaminación se cuantifica utilizando el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA) el cual varias estaciones de monitoreo miden la concentración o nivel de contaminantes, evalúan el estado de la calidad del aire para comunicar sus riesgos. Mientras más alto es el valor del índice, mayor es la concentración y el riesgo para la salud.

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Imagen: los vehículos son la principal fuente de contaminación en la CDMX.

El criterio para calcular el índice se basa en 5 contaminantes: dióxido de azufre, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono y partículas suspendidas. Se representa con una escala que va de 0 a 500. Un valor menor a 100 se considera satisfactorio y con bajo riesgo para la salud; cualquier nivel superior a 100 implica algún riesgo para la salud incrementando riesgos para la salud con valores más altos.

Imagen: tabla de la relación de la calidad del aire y el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire.

Entonces, la contingencia ambiental en la Ciudad de México queda de la siguiente forma:

Fase I – cuando la concentración promedio de Ozono, en una hora, sea mayor a 150 pts.

Fase I – cuando la concentración promedio de Partículas suspendidas, en 24 horas, sea mayor a 150 pts.

Fase II – cuando la concentración promedio de Ozono en una hora sea mayor a 200 pts.

Fase II – cuando la concentración promedio de Partículas suspendidas en 24 horas, sea mayor a 200 pts.

Cualquier tipo de contaminante afecta principalmente a niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con enfermedades cardiacas y respiratorias, personas con sistema inmunodeprimido. Aún si no estamos en alguno de estos grupos, corremos el riesgo de tener desde un simple dolor de cabeza por falta de buena oxigenación en el cerebro hasta algún tipo de afectación como irritación en las vías respiratorias y ojos e incluso ser propensos a desarrollar enfermedades cardiacas y respiratorias.

Imagen: azoteas verdes en hogares como una buena medida para combatir la contaminación ambiental.

Todos somos parte del problema en cuanto a la calidad del aire e impactos ambientales en general pero también somos parte fundamental de la solución. Anteriormente lo he señalado: podemos ayudar a reducir las emisiones si optamos por utilizar el transporte público, programar traslados en automóvil con dos o más personas, utilizar con precaución los sistemas de bicicletas y trasladarse a pie, evitar quema de pastizales o basura, evitar el uso de pirotecnia, utilizar focos ahorradores de energía, desconectar/apagar aparatos electrónicos mientras no se utilicen, reportando incendios forestales, participando en programas de reforestación y realizando mantenimientos periódicos a los automóviles y realizar los controles vehiculares de emisión.

¡Opina, comparte y súmate a la prevención!

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