La humanidad debe entender que toda acción que emprenda repercutirá en la Madre Tierra, por lo que cuidar de ella siempre será benéfico para nosotros; no hacerlo se nos revertirá, y eso lo refrendamos con la crisis ambiental que vivimos, externa la investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, Silke Cram Heydrich.
La también doctora en Agronomía por la Universidad Agrícola de Hohenheim, Stuttgart, Alemania, expone que debemos sensibilizarnos de lo que el suelo nos aporta como cuerpo natural, debido a que de ahí proviene el alimento de la mayoría de los seres vivos.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas a 2023, anualmente el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques; una extensión similar a Islandia. Es vital, subraya, porque los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de las enfermedades, debido a que la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos. Sin embargo, aproximadamente un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción.
De acuerdo con el organismo mundial cada año se pierden 24 mil millones de toneladas de suelo fértil en el planeta. En el caso de México, más de la mitad del territorio nacional presenta algún nivel de degradación, física, química o biológica.
Por ello, reitero que la mejor manera de preservar a la Madre Tierra es cuidar el suelo, porque es vida: a medida que esté sano el cultivo que crezca será igual y nos dará los nutrientes que requerimos, destaca.
Algo paradigmático, prosigue, es que el ser humano debe aprender a convivir con todos los seres vivos, porque “no está solo en la Tierra; la convivencia nos hace bien en conjunto, tenemos que encontrar un equilibrio de cómo mantener o asegurar que esos otros seres tengan un sitio para poder vivir”.
Sensibilizar
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, de 2023, indica que el acceso a las energías y las tecnologías limpias mejora la salud, especialmente en el caso de las mujeres y los niños.
Asimismo, la electrificación con bajas emisiones de carbono, los desplazamientos a pie y en bicicleta, y el transporte público impactarán en la calidad del aire, la salud y las oportunidades de empleo, a la vez que fomentan la equidad.
Los beneficios económicos para la salud humana, derivados de la mejora de la calidad del aire, serían aproximadamente iguales, o quizás superiores a los costos que implican reducir o evitar las emisiones, se precisa en el texto.