El testigo del asesinato de Berta Cáceres, Gustavo Castro, denunció en una carta que envío mientras estaba detenido, que la escena del crimen fue alterada por las autoridades.
El miembro de la ONG otros Mundos de Chiapas, que vivía en la misma vivienda que Cáceres y resultó herido durante el ataque, declaró “no escuché carros llegar ni irse cuando el asesinato. El escenario del crimen fue modificado y alterado», aseguró en la carta donde revela poco sobre el momento del crimen.
El activista mexicano añadió que «el gobierno sigue preparando sus argucias para presentar ante la opinión pública que el asesinato de Berta se debió a conflictos internos, cuando hay demandas contra quienes la habían querido asesinar, vinculando a la empresa hidroeléctrica protegida por el Estado”.
Aunque Castro Soto ya había ido «al juzgado a declarar como testigo protegido, vestido con una túnica negra hasta los talones y con una capucha negra» y aceptó que estaba temeroso porque «los sicarios ya saben que no morí y seguro estarán dispuestos a cumplir con su tarea”, las autoridades migratorias de Honduras lo retuvieron el sábado.
En su carta, Castro declara que cuando fue a declarar, policías investigadores «llegaron para que viera fotos y videos e identificar a los asesinos (…) pero lamenté que todos los videos y fotografías eran de las marchas del Copinh” y las mostraban para que identificara en ellas a los asesinos, pero «no me han mostrado las caras de los dueños de las empresas o sus sicarios”.
Con información de La Jornada