Betzabeth Martínez Gutiérrez, una joven originaria de la comunidad zapoteca en Santiago Matatlán, Oaxaca, que ha llegado a representar a México ni más ni menos que en las Naciones Unidas. Sí, ¡como lo leíste! Esta mujer indígena, egresada de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, fue seleccionada para participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Un reconocimiento que, sin duda, no llega todos los días.
El pasado 3 de octubre, la UNAM anunció oficialmente la noticia a través de un boletín de prensa, y no es para menos, ¡esto es un logro impresionante! Betzabeth fue una de las 12 personas seleccionadas para asistir como observadora en las conferencias de la ONU sobre cambio climático, un proceso que, según ella, fue largo y lleno de emociones.
“Yo no imaginaba que lo lograría, fueron muchos sentimientos encontrados, desde felicidad hasta miedo porque es un reto representar a México en las Naciones Unidas, pero sobre todo, la satisfacción por el esfuerzo que tuvo su recompensa”, dijo la joven.
Su primer gran aventura en este camino fue del 3 al 13 de junio, cuando asistió a la conferencia en Alemania. Pero esto no termina aquí, porque en noviembre próximo, Betzabeth estará en Azerbaiyán participando en una nueva edición de estas conferencias. ¡Qué gran experiencia! ¿Y cuál es el objetivo de todo esto? Crear espacios para que los jóvenes como ella se involucren en las negociaciones globales sobre cambio climático, algo vital para el futuro de nuestro planeta.
Lo más increíble es que Betzabeth y los otros 11 jóvenes seleccionados no se limitan a observar; aunque no participan directamente en las negociaciones, tienen la oportunidad de pronunciar discursos. En su caso, habló de un tema crucial: la justicia climática y cómo el cambio climático afecta de manera desproporcionada a los pueblos indígenas y afrodescendientes. ¡Un tema que pocas veces se aborda en estos espacios y que Betzabeth ha puesto sobre la mesa!
Además, los jóvenes se dividen en dos equipos para seguir de cerca las negociaciones sobre la meta colectiva de financiamiento climático. El objetivo es llegar a acuerdos sobre los compromisos que deben asumir los países desarrollados para juntar recursos y apoyar a las naciones en vías de desarrollo. Es un trabajo enorme, y aunque los jóvenes no negocian directamente, su presencia y voz son fundamentales.
¿Y saben qué es lo mejor de todo? Esta es solo la segunda edición de la beca que le permitió a Betzabeth llegar hasta aquí, pero la idea es que más adelante se abran más oportunidades para que más jóvenes participen en eventos internacionales sobre el clima. Así que no se sorprendan si en el futuro escuchamos más historias como la de Betzabeth, jóvenes luchando por un mundo más justo y más consciente del impacto climático.
¡Qué historia tan inspiradora, verdad! Un aplauso para Betzabeth y todos los jóvenes que están tomando acción por el futuro del planeta. ¡Así se hace!