Según un reporte médico publicado este jueves en la revista JAMA Otolaryngology – Head & Neck Surgery, una mujer tuvo una filtración de líquido cerebroespinal por la nariz, luego de haberse realizado una prueba nasal con hisopo para detectar la COVID-19; prueba que la puso en riesgo de una infección potencialmente mortal a la mujer de 40 años.
La mujer había llegado al hospital para realizarse una cirugía de hernia, motivo por el que fue necesario realizarle una prueba previa de COVID-19 para poder entrar al quirófano, pero tiempodespués del test, la paciente comenzó con rinorrea mucopurulenta unilateral (una especie de flujo de mal olor), con síntomas como sabor metálico, dolor de cabeza, rigidez de cuello y fotofobia.
Cuando los médicos comenzaron a investigar, se dieron cuenta que el historial médico de la mujer decía que había pasado por una hipertensión intracraneal idiopática y extirpación de pólipos nasales más de 20 años antes de la presentación.
«Hasta donde sabemos, este es el primer informe de una fuga de LCR iatrogénica después de un frotis nasal para COVID-19», dice el informe y posteriormente agrega: «este paciente tenía un defecto de la base del cráneo no diagnosticado en la fóvea etmoidal que estaba presente en las imágenes que datan de 2017. Por lo tanto, teorizamos que el hisopo en sí mismo no resultó en una violación de la base ósea del cráneo, sino que la prueba invasiva causó un trauma en el encefalocele preexistente del paciente»
Por lo anterior, los especialistas creen que quienes se hayan sometido a una cirugía de los senos nasales (o de la base del cráneo), podrían mejor optar por realizarse una prueba oral.
Este es el estudio que menciona el caso.