Luis Granda nació en Madrid y llegó a México a los 13 años de edad con su familia para escapar la dictadura de Franco. Estudio la carrera de arquitectura de la UNAM y su obra pictórica date de hace más de 25 años; ha expuesto en galerías y museos de México, al igual que en el extranjero. La obra de Granda se caracteriza por la manera libre en la que aborda el color, en conjunto con la temática y la composición. Todo esto lo relaciona con la dimensión emocional del hombre y su entorno, entendiendo esto como el principio de sus raíces, cultura y emociones. Siempre busca la forma de hacer convivir su pasado español con su presente mexicano.
En esta ocasión el artista decidió donar 4 obras al acervo artístico del Instituto Nacional de Bellas Artes. Durante la ceremonia comentaba el artista lo importante que ha sido el apoyo de México para el, “así que esta donación es una forma de agradecimiento porque lo que soy, se lo debo a México; y lo menos que se puede hacer es devolverle un poco de lo que puedo dar: mi trabajo. Espero que sea algo que valga la pena.” En palabras del curador Erik Castillo, “Granda propone un reencuentro mítico con el espacio natural como premisa para la búsqueda de la regeneración ética y estética del hombre, del arte y de la sociedad.”
Las cuatro obras donadas son tituladas: Los árboles dormidos, El muro, Persistencia del vacío y Final de la moda. Con la obra de Los árboles dormidos los densos colores y la presencia literal de las fibras de las cortezas dan al cuadro profundas referencias al redescubrimiento de los orígenes. El muro, una estructura masiva de color amarillo que ocupa casi toda la superficie de la pintura, es la imagen de una pared lacerada con marcas de desgaste y violencia. El artista nos muestra una escena inquietante con un aspecto sereno, reuniendo dos de las cualidades definitivas del arte moderno y contemporáneo.
El cuadro de Persistencia el vacío, comenta Castillo, “simula un cielo como espacio inacabado y la tierra se encuentra estigmatizada por el vacío de un cráter siniestro, un paisaje que colinda con lo cósmico y lo inmemorial.” Y el cierre , Final de la moda, “trata de una concepción del paisajismo fuera de los códigos más convencionales de la representación de panoramas… Es una profecía creada por un visionario del arte que pinta extraordinarias parábolas visuales,” concluye Castillo.