¿Además de Donald Trump, recuerdas algún presidente de Estados Unidos que haya atacado de semejante manera a México?
Para nadie es un secreto que desde su campaña electoral, Trump enarboló el estandarte nacionalista de los ciudadanos estadounidenses que ven a los mexicanos como invasores y responsables de muchos conflictos en su país.
A estos grupos de ultraderecha, racistas, supremacistas blancos, neonazis y antiinmigrantes son a quienes Donald Trump endulzó el oído con promesas de muros fronterizos y deportaciones para liberarse de los latinos que -según él- quitan los empleos a los estadounidenses, roban y violan.
Desde entonces y en los 15 meses que lleva en la Presidencia de Estados Unidos, Trump no ha dejado de promover un rechazo feroz hacia los mexicanos. Y no es algo raro porque este rencor nacionalista es bastante efectivo para ocultar los estragos de su terrible gestión y mantenerlo en el poder. Algo muy similar a lo que hizo Adolfo Hitler en la Alemania nazi.
Sin embargo, no es la primera vez que el gobierno de nuestro país vecino se muestra descortés con México. En la época virreinal, representantes estadounidenses se empeñan una y otra vez en marcar sus límites fronterizos con la Nueva España, además de insistir en la compra de Alta California, Nuevo México y Texas.
Cuando la Nueva España se independiza y adquirimos nuestro nombre actual de México, Estados Unidos envía a Joel Roberts Poinsett para negociar que les cedan los territorios que siempre ambicionaron. Sobre todo cuando Texas proclama su independencia del gobierno mexicano y se integra a los Estados Unidos.
Como consecuencia de esto, México rompe las relaciones diplomáticas con Estados Unidos e inicia la disputa por señalar los límites entre ambas naciones. Para México el límite se encuentra en el Río Bravo. Para Estados Unidos el límite es el Río Nueces y se aprovecha de esto para enviar tropas a Texas como pretexto de proteger a los texanos.
Obviamente, la idea es declarar la guerra. Lo cual ocurre cuando las tropas mexicanas comandadas por el general Mariano Arista y las estadounidenses al mando del general Zachary Taylor tienen un enfrentamiento el 21 de abril de 1846.
El presidente James Knox Polk pide al Congreso declarar la guerra a México porque -según ellos- los mexicanos derramaron sangre estadounidense en su territorio. Algo completamente falso porque las tropas de Mariano Arista sólo repelieron lo que consideraban una invasión extranjera.
Finalmente, el 13 de mayo de 1846 se declara oficialmente la guerra a México y los enfrentamientos armados inician entre Texas y Tamaulipas. Estados Unidos bloquea los puertos de Tampico y Veracruz, donde precisamente el general Winfield Scott inicia su avanzada hacia la Ciudad de México.
El 18 de agosto Stephen Kearny somete a Santa Fe, Nuevo México, para después avanzar hasta California y adueñarse de los territorios ambicionados. Mientras, Taylor llega a Monterrey, donde ocurre la famosa batalla del 21 de septiembre, en la que las tropas estadounidenses sufren grandes bajas.
Esta batalla de Monterrey culmina con la rendición de los mexicanos el 23 de septiembre, pero es recordada por ser también la primera aparición del Batallón de San Patricio, formado por los irlandeses desertores del ejército norteamericano.
En la batalla de la Angostura las tropas de Taylor se enfrentan a las del general Antonio López de Santa Anna, entre el 22 y el 23 de febrero de 1847, quedando como victoriosos los mexicanos.
Otras dos batallas ocurren al sur de la Ciudad de México, la de Padierna y la de Churubusco, donde las tropas del general Scott son enfrentadas para impedir que lleguen al centro de la capital. Pero el 13 de septiembre sucede el último intento de frenar a los invasores en el colegio militar que se encontraba entonces en el castillo de Chapultepec.
Los cadetes que se encuentran en ese momento mueren defendiendo el castillo. El batallón de San Blas, comandado por Felipe Santiago Xicotencatl, también resulta aniquilado y el ejército invasor llega finalmente al centro de la ciudad.
Un día después, el 15 de septiembre de 1847, ondeó la bandera estadounidense en el asta de Palacio Nacional para indicarle a todos los mexicanos que habían perdido la guerra y los territorios que Estados Unidos reclamaba.
La guerra llega a su fin el 2 de febrero de 1848 con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, en el cual México cede Nuevo México y Alta California. Por su parte, Estados Unidos se compromete a indemnizar a México con 15 millones de pesos.
Algunos se preguntarán qué pasó con la Mesilla, el último territorio que nos quedaba después de este despojo. Y su pérdida se la debemos al general Santa Anna en 1853, cuando regresó para gobernar México por última vez y la vende a Estados Unidos por 10 millones de dólares.
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Como podrás darte cuenta después de escuchar este periodismo de vida, no es la primera vez que México tiene problemas con Estados Unidos por cuestiones fronterizas. En el siglo antepasado todo empezó por los dos ríos, el Nueces y el Bravo. Hoy es porque Trump quiere un muro y que lo paguemos los mexicanos.
¿Puede un hombre destrozar las relaciones diplomáticas, los tratados comerciales y el intercambio cultural entre dos países vecinos de semejante manera?
Aquí la pregunta es: ¿Cómo alguien como Donald Trump llega a la presidencia de Estados Unidos? ¿Cómo una persona intolerante, con antecedentes de abuso a mujeres y comentarios racistas es elegido presidente?
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