La Universidad La Salle ha sido acusada de transfobia luego de que una profesora trans denunció su despido de manera injustificada, además de señalar actos de discriminación previos a ello.
Daniela Muñoz Jiménez, luego de iniciar su transición de hombre a mujer en 2017, recibió recientemente el último documento que acredita su identidad femenina: su pasaporte.
“Me alegra muchísimo compartir con todes que hoy recibí este regalo. El último documento que faltaba… Mi pasaporte. Finalmente, mi identidad como mujer existe y resiste a ojos de otros países! El mejor día para este regalo! #lgbtqpride” escribió en su perfil de Facebook.
Al tiempo, recibió una llamada por parte de su jefa, Haidé Negretti Rodríguez, coordinadora del Centro de Impulso y Vida Estudiantil (CIVE) de la Universidad La Salle, quien le notificó que ya no era requerida como docente para el ciclo escolar por iniciar en agosto próximo, bajo el argumento de que solo tenía una clase y al haberse reducido la matrícula, la institución se encontraba haciendo ajustes.
«Todo iba muy bien siendo Daniel, teniendo la imagen y la identidad de hombre», relató.
La situación cambió drásticamente cuando en la entrada del campus Benjamín Franklin se le acercó un superior. «El hermano actual en curso de la Universidad La Salle», es decir, el rector Enrique Alejandro González Álvarez, y le dijo que no le gustaba su imagen; «me dijo que esa no era la imagen de un doctor. Mi imagen de recién transicionada, a eso se refería».
Así, la profesora le respondió que «Apelando y abogando por los derechos de la diversidad en general», que solo ella podía decidir su identidad y su apariencia. A partí de ello, comenzó, empezaron a quitarle grupos o darle los que tenían menos alumnos hasta que finalmente un semestre ya no le dieron grupos.
«Reuní pruebas, mensajes, correos, audios, WhatsApps… donde les demostraba que el haberme despedido fue un hecho franco de discriminación», dijo, para dirigirse al área de Capital Humano, donde 15 minutos después de una charla le dijeron que ya tenía grupos y le pidieron que tomara todo como «un malentendido».
«Por amor a mi casa de estudios lo hice, olvidé todo, pero ahora entiendo que hice mal», lamento Daniela.
Finalmente, cone l pretexto de la pandemia y pese a que la Universidad había anunciado en sus medios oficiales que ningún docente sería despedido, Daniela recibió la llamada haciéndole saber que había sido despedida.