La Basílica de Guadalupe se erigió, una vez más, como el corazón espiritual de México durante la celebración del 493 aniversario de la aparición de la Virgen en el Tepeyac. Este año, el fervor guadalupano atrajo a 11.5 millones de peregrinos, consolidándose como una de las manifestaciones religiosas más importantes de América Latina.
Una fe que mueve multitudes
Entre el 6 y el 12 de diciembre de 2024, la Calzada de Guadalupe, en la Alcaldía Gustavo A. Madero de la Ciudad de México, fue testigo de un flujo constante de fieles provenientes de todo el país y del extranjero. Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX, destacó el esfuerzo organizativo detrás de este evento masivo, que contó con el apoyo de voluntarios y cuerpos de seguridad.
“Es una celebración que trasciende lo religioso; es una expresión de identidad y unidad nacional”, señaló Brugada al anunciar el conteo oficial de visitantes.
¡La fe mueve montañas! Conozcamos lo que inspira a los peregrinos a visitar la Basílica de Guadalupe esta noche. ✨ 🌹 Te esperamos en la transmisión especial de #LasMañanitasALaVirgen por Univision. ¡Ya viene la música para celebrar esta noche!🎵 #SocialContent… pic.twitter.com/S9e3NVFI0s
— Univision (@Univision) December 12, 2024
Seguridad y organización ante la multitud
A pesar del entusiasmo, las autoridades reportaron mil 767 emergencias médicas atendidas, principalmente por deshidratación y agotamiento, así como dos traslados hospitalarios. También se gestionaron 41 reportes de personas extraviadas, logrando localizar a 40 de ellas gracias al trabajo coordinado entre el personal de seguridad y los voluntarios.
El despliegue de recursos y la colaboración entre distintas instancias garantizaron que la celebración transcurriera con orden, permitiendo a los asistentes vivir su experiencia con tranquilidad.
Tradición viva que trasciende generaciones
La devoción a la Virgen de Guadalupe es un fenómeno que no solo une a México, sino que también cruza fronteras. Cada año, su imagen congrega a millones, reafirmando su papel como símbolo de esperanza y guía espiritual.
En este aniversario, el fervor guadalupano no solo mostró la fuerza de una tradición ancestral, sino también su capacidad para adaptarse y mantenerse relevante en un mundo en constante cambio.