El crimen organizado ha encontrado un nuevo campo de batalla: las redes sociales y las falsas ofertas de trabajo. Una investigación de El Universal en colaboración con Connectas reveló un sistema sistemático de reclutamiento de adolescentes por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que opera desde 2011 un corredor de adiestramiento en el occidente del país, donde jóvenes desaparecidos son convertidos en sicarios.
El reportaje documenta al menos 12 centros y 17 campamentos de entrenamiento vinculados al CJNG, ubicados principalmente en los estados de Jalisco, Colima y Michoacán. Bajo el engaño de supuestos empleos en seguridad privada, construcción o choferes, los reclutadores atraen a adolescentes —algunos menores de edad— que terminan siendo privados de su libertad y forzados a integrarse al crimen organizado.
Entre los testimonios más duros destaca el de José, un joven de 17 años que respondió a una oferta de trabajo en Puerto Vallarta y fue llevado a lo que describe como una “escuela de sicarios”. Allí, según su relato, los recién llegados son sometidos a entrenamientos armados, castigos y amenazas. “Nos decían que si no aprendíamos rápido, nos iban a enterrar junto a los que no obedecieron”, contó el joven, que logró escapar tras semanas de encierro.
Uno de los casos más emblemáticos mencionados en el reportaje es el del Rancho Izaguirre, localizado en el municipio de Tomatlán, Jalisco, donde se encontraron restos humanos y pruebas de adiestramiento criminal. De acuerdo con las fuentes consultadas por El Universal, este sitio simboliza la escala y brutalidad de la red del CJNG, que ha transformado comunidades rurales en centros de reclutamiento forzado.
La DEA y agencias internacionales de inteligencia han clasificado al CJNG como la organización criminal más peligrosa y expansiva del hemisferio occidental, con operaciones en más de 25 países. Sin embargo, el costo más alto lo pagan las familias mexicanas: padres que buscan a hijos desaparecidos que fueron captados por estas redes, jóvenes que nunca volvieron y comunidades enteras paralizadas por el miedo.
La investigación también señala que las autoridades mexicanas han fallado en desmantelar esta maquinaria de reclutamiento, que opera con total impunidad ante la falta de vigilancia digital, controles laborales y presencia del Estado en las zonas más vulnerables.
“Donde no llega la escuela ni el empleo, llega el cártel”, resume el reportaje, evidenciando la magnitud del abandono institucional.

