El número de casos de trata de personas y explotación sexual en México es alarmante. La ONU, declaró que estos delitos están a la par de los cometidos por el narco organizado. Sin embargo, su combate es muy complicado, ya que en varias zonas, estos delitos forman parte de la cultura y la tradición local.
En Tenancingo, Tlaxcala, la explotación sexual y la trata de personas es tradición. Se considera parte la cultura e incluso se quiere amparar en usos y costumbres de los pueblos naturales. En esta ciudad, existe un rito iniciador de la cultura de la explotación sexual para que los hombres tengan poder sexual sobre las mujeres.
La tradición indica que el recién nacido debe someterse a una iniciación aprobada por el chamán local: se deja al niño sin bañar por varias semanas y luego limpian la costra de sus genitales con un algodón. Posteriormente, junto con oraciones y rezos, acompañados por claveles rojos, ramas de pirul e incienso, se práctica una ceremonia, en la cual, el algodón utilizado sobre los genitales es mezclado con aceites especiales y luego se unta en el ombligo del bebé.
Con esta práctica, el niño estará listo para ser un padrote obligado a mantener un harem bajo su control aún por la fuerza.
Con información de Reporte Índigo