La catástrofe que afectó a la plataforma petrolera “Deepwater Horizon” en el 2010 es recordada como el más grande desastre ecológico en la historia de los Estados Unidos, donde millones de barriles de petróleo derramado contaminaron de forma inclemente las aguas del Golfo de México, afectando drásticamente la economía pesquera de la región. Un detalle que suele olvidarse en este recuento es la pérdida de vidas humanas durante la conflagración.
Por fortuna hay un recuento bastante justo para las 11 víctimas que murieron durante los eventos retratados por ‘Horizonte Profundo’ (‘Deepwater Horizon’, d. Peter Berg), una película que nos permite adentrarnos en las vidas de trabajadores con personalidades propias, para poder explicar cómo pudieron darse tantos actos heroicos en medio de una tragedia dantesca.
La historia nos presenta a Mike Williams (Mark Wahlberg), uno de los trabajadores de la plataforma, y nos adentramos en su vida cotidiana cuando no está de servicio: ayuda a su hija con las tareas escolares, mitiga los miedos de su esposa (Kate Hudson) y aprovecha el tiempo antes de volver a la vida en alta mar. Pronto es llamado de vuelta al trabajo, donde las cosas se complican para el personal.
El villano de la película es un tipo llamado Vidrine (John Malkovich), retratando al prototípico ejecutivo codicioso y carente de sentido común. El enviado de BP (British Petroleum) está preocupado por los 43 días de retraso que la sonda submarina lleva hasta la fecha, y enuncia claramente las pérdidas monetarias que la empresa padece a raíz de la situación. Los sabios consejos del veterano encargado de seguridad (Kurt Russell) son ignorados tajantemente, al igual que ciertos procedimientos clave que ponen en riesgo la operación. Es obvio que todo se encamina al desastre.
Uno de los primeros aciertos del director Berg y el guionista Matthew M. Carnahan es la paciencia para adentrarnos en los factores de riesgo que rodean a los protagonistas, pero sin dejar de enfatizar lo importante que es conocer al personal a bordo de la plataforma. Sobresalen en la narrativa los personajes interpretados por Gina Rodriguez, Ethan Suplee y Dylan O’Brien, quienes nos ayudan a humanizar el costo real de este desastre poniendo cuidado en no trasponer la barrera de la cursilería o el sentimentalismo. Nos identificamos con los trabajadores de este fatídico grupo por consideración, no por manipulación.
Una vez que la ‘Deepwater Horizon’ estalla en una vorágina de llamas, aire expulsado a presión, hierro retorcido y petróleo, la dinámica del filme se transforma drásticamente, y aquí es donde el realizador se encuentra en su elemento. Durante muchos años Peter Berg ha sido comparado estilísticamente con Michael Bay debido a su tendencia a resaltar las explosiones y el heroísmo en igual medida, pero quedarnos en este análisis sería injusto para él. Berg domina el aspecto espectacular de la producción, como ha podido demostrar en películas como ‘El Reino’ (2007) o ‘El Sobreviviente’ (2013, también en mancuerna con Mike Wahlberg), pero su fuerte es impartir credibilidad a sus protagonistas mediante la empatía que logran establecer rápidamente con la audiencia.
Esa química es posible en gran medida por la presencia de Wahlberg, quien ha perfeccionado el rol de “hombre común sometido a presiones insospechadas” al punto de que nos cuesta trabajo imaginar esta clase de roles interpretados por alguien más. Cuando uno hace reminiscencia del éxito de la original ‘Duro de Matar’, es claro que se debe al carisma de un Bruce Willis interpretando a un policía ordinario reaccionando ante circunstancias extraordinarias, y sorprendiéndose de su éxito en el proceso. Esa misma sensación es la que produce Mike Williams al recorrer el infierno ante sus ojos en busca de sus compañeros: no está intentando salvarlos para servir un fin heroico, está intentando salvarlos por que es lo correcto.
Hay que abrir una mención aparte para los efectos visuales y sonoros de la película: sin simplemente brillantes. La tensión que Berg construye pacientemente se libera con una contundencia tal que las reacciones en la sala son de nerviosismo genuino. Este fenómeno es extremadamente efectivo cuando se realiza con maestría, y es necesario reconocer que el director tiene muchas tablas para cumplir con la encomienda.
Quizá esta es la clase de películas que hubieran hecho más llevadera la temporada cinematográfica del verano recién concluido: historias humanas narradas con sensibilidad, pero dentro de un marco espectacular cuyas consecuencias son reales para los protagonistas. ‘Horizonte Profundo’ sorprende al ser mucho más emocionante que otros filmes recientes pues basa dicha emoción en personas, no en estereotipos narrativos. Así es más fácil creer que los héroes de carne y hueso superan en mucho las proezas de los superhéroes a los que nos gusta hacerles tanto ruido.
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