Cadenas de mentiras, el arte de mentir compulsivamente

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La mitomanía es un padecimiento serio que genera mucho sufrimiento, sobre todo a las personas que rodean al mitómano, ya sea la familia, la pareja, los hijos, los amigos y aquellos que pretendan trabajar con él o ella. La mayoría de las veces, el mitómano desmiente su propia enfermedad, por lo que enloquece a las personas que lo rodean quienes nunca saben si creerle o no, hasta que la situación termina por explotarle en la cara, dejándolo solo.  Pronto encuentra a un nuevo grupo de gente a quien engañar, claro está. Le pedí a la psicoterapeuta Valeria Aguilar (psvalery@gmail.com) que nos explicara mucho más sobre esta enfermedad mental.

“He decidido afrontar la realidad,
así que apenas se ponga linda me avisan”
MAFALDA

La real academia de la lengua española, define la mitomanía como la tendencia morbosa de desfigurar, engrandeciendo la realidad de lo que se dice, además de ser una tendencia a mitificar o  admirar exageradamente a personas o cosas, pero ¿por qué las personas mienten o por qué mentimos?, me parece que aprendemos hacerlo desde niños para evitar regaños de nuestros padres, por ejemplo nos enseñan a decir que la comida de la tía esta deliciosa, cuando al probarla nos produce un profundo asco.

Pero hay de mentiras a mentiras, que van desde las piadosas o inocentes hasta aquellas que son maliciosas y tienen la intención de lastimar a otros; pero no hay que olvidar las autoengañosas, es decir las mentiras que nos contamos para evitar o evadir una realidad que no nos gusta o para quedar bien con los otros. Es aquí donde entran las personas que mienten de manera compulsiva es decir de manera repetitiva, ya que deben contar sucesivamente situaciones falsas para cubrir la primer historia engañosa convirtiéndose en una cadena de mentiras, las conocemos como: Personas Mitómanas.

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Una persona mitómana tiene como característica que sus historias pueden ser probables y tener cierta relación con la realidad. Estas aventuras imaginarias se manifiestan en múltiples circunstancias y permanecen de manera duradera, además son varias y pueden estar relacionadas con actos de heroísmo o de víctimización, pero casi siempre tienen que ver con el sujeto que miente; es importante diferenciar la mitomanía de la simple mentira interpretada como una falsificación voluntaria de los hechos con objeto de obtener una ventaja, o escapar de una situación desagradable, con unos fines puramente egoístas y conscientes.  El mitómano no siempre usa sus historias para provecho personal, ya que no tiene una clara distinción entre la fantasía y la realidad, porque cuando se le presentan evidencias de su falsedad existe prueba de realidad.

Las motivaciones de las personas mitómanas pueden ser muchas, incluso tendríamos que revisar la historia personal de cada una de ellas, pero el denominador común es que hay una falta de aceptación de su propia realidad personal, por lo que la sustituyen por una ficción que sea más aceptable para sí mismos y los demás, es como cuando ensoñamos y nuestra mente crea imágenes agradables y placenteras para poder descansar, es decir hay una “realización de deseos”.

Esta realización de deseos va de la mano con compensar sentimientos de inferioridad o frustración y falta de confianza en sí mismos, ya que el mitómano utiliza las mentiras como medio de protección contra las dificultades para enfrentar la realidad o también como huida ante situaciones de culpa o vergüenza relacionadas en muchas ocasiones con sentimientos de pérdida. Aunque no hay que olvidar que pueden existir mitómanos que sí buscan lastimar y dañar a otros con sus historias y que además estas mentiras generan placer por dañar o equivocar a los otros.

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Considero que sería difícil saber si el mitómano se cree o no su propio relato, aunque en un inicio sí tienen conciencia de que abandonan la realidad y terminan sumergiéndose en “su historia” entrando en un terreno intermedio entre la realidad y la fantasía, además de que sus mentiras son un gran esfuerzo para la mente porque todas ellas son hechos falsos que comprometen su futuro.

¿Qué sentimientos nos despiertan los mitómanos? Definitivamente sentimos coraje, enojo, mucha decepción y perdemos la confianza en ellos, ya que sus palabras no tienen credibilidad pues descubrimos que nos mienten todo el tiempo y aun cuando, en ocasiones, nos digan la verdad ya no les creemos, por lo que los mitómanos pueden ser personas que tienden a quedarse solas ya que difícilmente alguien puede convivir largo tiempo con ellos por los sentimientos negativos que despiertan. Es difícil que busquen apoyo terapéutico y cuando lo hacen rompen el vínculo ante cualquier frustración; Puede haber aquellos que sí asistan a terapia motivados por la incapacidad de establecer relaciones interpersonales de confianza y a lo mejor en estos casos se pueda trabajar con ellos, pero el psicoterapeuta deberá estar muy atento ante las situaciones de fantasía y realidad que nos vayan relatando. Lo más indicado en todo caso es una intervención en donde acuda toda la familia para que se le pueda confrontar más eficazmente.

 

 

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