En una muestra que deja en claro cómo se manejan los privilegios, Isabel Cristina Taddei Bringas, prima de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, recibió un jugoso contrato del Conacyt por 12 millones 713 mil pesos para la elaboración de un estudio, según documentos oficiales de transparencia y capturas públicas compartidas en redes sociales (reportado por el usuario @jorgegogdl).
Y mientras los fondos públicos se canalizan hacia los bolsillos de familiares, miles de estudiantes e investigadores se quedan sin becas, sin investigación y sin futuro.
La investigación y los centros públicos de ciencia ya están al borde de la inoperancia, y apenas recuperaron ese terreno. Entre 2018 y 2025, el presupuesto real para estos centros cayó más del 15%, con un recorte brutal de más de 521 millones este año, el más agresivo registrado hasta ahora.
Los estudiantes de posgrado se manifiestan porque les cancelan becas en áreas como geografía, ciencias médicas y odontología; en Puebla, entre 27% y 50% perdieron su financiamiento.
Otros en el Cinvestav aún esperan su beca «Elisa Acuña» desde enero; varios no sabían siquiera que su institución ni siquiera estaba considerada en el presupuesto aprobado.
¿Qué mensaje le damos al talento mexicano?
¿En qué país del mundo, que dice invertir en ciencia, tecnología y educación, primero se le otorga un contrato millonario a un familiar privilegiado, mientras los estudiantes languidecen sin comida, sin oportunidades, sin becas?
Esto no es solo nepotismo: es directamente cortar las alas al desarrollo intelectual de nuestro país. Es decidir que la ciencia no importa —al menos no tanto como los pagos discrecionales a quien tiene apellido y conexión.
Lo que opina Fernanda Familiar:
“Priorizan a familiares mientras cierran puertas a estudiantes. Quitarle becas a quien sueña con formar parte del futuro y dárselas a quien vive del poder, es un atropello moral. Nuestro país no se transforma cortándole alas a su juventud; se transforma dejándola volar.”