Tras una maratónica sesión de casi 16 horas, la Cámara de Diputados, dominada por Morena y sus aliados, aprobó la reforma constitucional que transfiere el control de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Con 353 votos a favor y 126 en contra, se suprimió el carácter civil de esta fuerza, otorgándole fuero militar a sus integrantes. El dictamen ahora será discutido en el Senado.
La modificación más relevante es que la Guardia Nacional será formada exclusivamente por personal militar con formación policial, dejando fuera al personal proveniente de la Secretaría de Marina (Semar), lo cual había sido incluido previamente por la Comisión de Puntos Constitucionales. Esta exclusión, propuesta por la diputada Merary Villegas, refuerza la militarización de la Guardia, tal como lo expresó Rubén Moreira, coordinador de la bancada priista, quien señaló que ya no queda duda de que la fuerza de seguridad está bajo el mando total de la Sedena.
Desde las bancadas opositoras, como la del PAN, los señalamientos fueron duros. Germán Martínez, diputado panista, criticó que el gobierno federal haya fracasado en su estrategia de seguridad, calificando el sexenio de López Obrador como «el sexenio de la muerte». Argumentó que la militarización de la Guardia Nacional es una admisión de dicho fracaso, resaltando que las muertes violentas han superado las cifras registradas durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La coordinadora del PAN, Noemí Luna, anunció que su partido recurrirá a instancias internacionales para frenar lo que califican como una clara imposición de Morena y sus aliados, sin escuchar a la oposición.
Este paso histórico redefine el futuro de la Guardia Nacional, una fuerza que fue creada con un propósito civil, pero que, bajo el actual gobierno, ha sido absorbida por el poder militar. Ahora, el Senado tendrá la última palabra en una reforma que cambiará radicalmente la estructura de seguridad en el país.